jueves, 26 de septiembre de 2013

Wuhan, la ciudad sobre ríos

La semana pasada se celebró en China el festival de Medio Otoño, con sus pastelillos, su luna llena y sus treinta y dos grados tan otoñales. Aprovechando el día extra de vacaciones, me fui a Wuhan, capital de la provincia de Hubei, en el centro del país. Esta metrópolis a la orilla del río Yangtze, el más largo y caudaloso de China, es el principal centro económico y cultural de la zona, con lugares llenos de historia y rincones por descubrir más allá de sus modernos rascacielos.





La visita a Wuhan no habría sido igual de satisfactoria sin la compañía de mi anfitriona, Aria, de Couchsurfing, que me guío como nadie por algunos de los puntos más conocidos y pintorescos de su ciudad. Nada más empezar el primer día de viaje, me llevó a desayunar a Hubuxiang (户部巷), un conglomerado de calles con multitud de puestos callejeros de comida, donde degustar las delicias locales. El plato estrella se llama reganmian (热干面), unos fideos revueltos con salsa de cacahuete y aderezados con sésamo y otras especias.


Reganmian y un cubilete de jiaozi


Para bajar la pringue matutina, nos dimos un paseo por la calle Tanhualin (昙花林), famosa por la arquitectura de sus edificios, algunos de ellos antiguos consulados y embajadas. Es una zona bastante bohemia, con originales y coloridos salones de té y cafeterías, que le dan un toque muy especial. El lugar ideal para refugiarse del sol, que ya empezaba a pegar con fuerza.




































Uno de los acontecimientos históricos más importantes de la historia moderna de China, tuvo lugar en Wuhan en octubre de 1911. Se le conoce como el levantamiento de Wuchang, liderado por Sun Yat-Sen, y fue el inicio de la llamada Revolución Xinhai que a la postre acabaría derrocando a la última dinastía imperial, los Qing. Hoy día es posible visitar la Cámara Roja, donde se firmó el edicto que puso fin a dos milenios de feudalismo.



El segundo día de mi visita, Aria estaba algo liadilla y no me pudo acompañar. Por suerte, yo conocía a una ex-compañera de trabajo que no dudó en venir y hacer de cicerone, junto a una amiga (la cual resultó ser policía, fíjate tú). La mañana la pasamos recorriendo las salas del Museo Provincial de Hubei, en cuyas galerías se exponen piezas de cerámica, armamento, cráneos humanos y otros restos arqueológicos. La joya del recinto es, sin duda, el conjunto de campanas del marqués Yi, encontradas en su mausoleo, que datan del 433 A.C. Al final de la visita, asistimos a un pequeño concierto donde se tocan estos y otros instrumentos tradicionales chinos.








Por la tarde visitamos la principal atracción turística de Wuhan, que no es otra que la Torre de la Grulla Amarilla (黄鹤楼 Huanghelou). Según la leyenda, se levantó en honor de un inmortal que utilizaba una grulla como vehículo. Desde el año 223 hasta ahora ha sufrido diversas reconstrucciones. Prácticamente nada se conserva del edificio original, pero al menos se ha mantenido el mismo diseño. Desde sus terrazas se pueden admirar las mejores vistas de la ciudad, incluyendo el río Yangtze.

Vista del lado Este



























Y el lado Oeste



Interior de la pagoda












































































Poco antes del atardecer, a mi amiga se le ocurrió la idea de cruzar el conocido como “Primer puente del Yangtze”, construido en 1957 y que cubre una distancia de 1600 metros de largo. En su parte superior hay una carretera y debajo una vía de tren. Una pasada de sitio, no recomendado si sufrís de vértigo.




De todas las buenas impresiones que me dejó este viaje, me quedo con el hecho de haber recuperado ese entusiasmo e interés por viajar en China. En los dos últimos años había ido perdiendo algo de ganas, en parte porque me centraba demasiado en los factores negativos (especialmente las aglomeraciones) y casi todo me parecía haberlo visto ya antes. Pero ahora parece que he vuelto a animarme. Eso sí, en las próximas vacaciones del Día Nacional me decantaré por quedarme en Shaoxing. Los tickets de tren a casi cualquier parte hace tiempo que se vendieron, el coste de los vuelos y hoteles se dispara esos días y me viene bien algo de relax después del estrés de las primeras semanas de clase. Para los que decidan pegarse un viajecito la próxima semana, que lo paséis muy bien, como mínimo no os sentiréis solos en ningún momento.


Las olas del río Yangtze que vienen detrás, guían a las de delante.” (Cada nueva generación que aparece, acaba guiando a la que le precede).

Un poco de léxico
Yangtze: 长江 (Chángjiāng) (Literalmente, “río largo”)
revolución: 革命 (gémìng)
puente: (qiáo)
grulla: ()

jueves, 12 de septiembre de 2013

Curso nuevo, casa nueva

Este nuevo curso en China (el cuarto ya) no ha podido empezar de mejor manera. He estrenado mi nuevo apartamento, el cual se corresponde exactamente con la expectativa que tenía cuando decidí renovar por un semestre más. Tras tres años viviendo en un dormitorio con baño dentro (igual que en un hotel), al fin he conseguido que me trasladen a un lugar más habitable, lo que sin duda va a influir de manera muy positiva en mi día a día. Esta vivienda, además de tener un amplio salón-comedor, incluye un dormitorio, un estudio, un baño y, lo que más ansiaba, una cocina, donde poder al fin hacerme de comer de vez en cuando. 

  




Como todo no pueden ser ventajas, este nuevo sitio cuenta con el inconveniente de tener que vivir en un campus diferente, a 45 minutos en autobús público del otro, donde tengo las clases. La universidad facilita 3 minibuses al día, que van directos y tardan un cuarto de hora menos, pero mi horario de clases no siempre me permite usar esta alternativa. De todas formas, la calidad del piso compensa este trasiego, el cual no se hace tan pesado (aunque lo temo una vez llegue el mal tiempo...). Además, me han garantizado que solo tendré clases 4 días a la semana, un lujo. 



Vista desde el trastero
Panorámica del nuevo campus


Como digo, a pesar de residir donde Cristo perdió la sandalia, alejado de mi trabajo y de mis principales amistades (a los que seguiré viendo casi a diario entre clase y clase), la sensación que uno siente cuando abre la puerta, alivia cualquier tipo de pesadumbre. Necesitaba un lugar así, más que nada porque mis intenciones son las de quedarme en China, no digo para siempre que da mucho vértigo, pero si por un tiempo largo. Y habiendo solventado el factor casa, ahora creo que todo se me hará mucho más llevadero, ya empiezo a notarlo. Así sí.

No puedes guiar el viento, pero puedes cambiar la dirección de tus velas.”

Un poco de léxico
cambiar de casa- 搬家 (bānjiā)
comienzo- 开始 (kāishǐ)
cocina- 厨房 (chúfáng)
bienestar- 舒适 (shūshì)