domingo, 9 de abril de 2017

Crónica de un adiós anunciado


¿No os ha pasado alguna vez que habéis empezado a echar de menos a algún lugar y/o personas cuando todavía no los habéis dejado atrás? He estado buscando si hay alguna manera de nombrar a este sentimiento, sería algo así como una nostalgia anticipada. Esto es lo que estoy empezando a sentir en estos días. Y es que la semana pasada confirmé que el curso que viene ya no seguiré en China y estos dos meses que me quedan hasta junio son los últimos que pasaré en este país, al menos en lo que se refiere a este periodo. Ya había anunciado hace un par de semanas que no seguiría en mi actual centro de trabajo, pero aún cabía la posibilidad de seguir en algún otro lugar de China. Sin embargo, una repentina oferta para trabajar de orientador en una escuela de Kuwait ha supuesto el empujón definitivo para cerrar una de las etapas más importantes de mi vida en muchos sentidos.


Más de una vez se me había pasado por la cabeza el irme de China por diversos motivos pero al final siempre había encontrado alguna razón para continuar. Mi estancia en España durante las pasadas navidades me sirvió para analizar la situación desde otra perspectiva y finalmente, tras barajar circunstancias laborales y personales, llegué a la conclusión de que lo que de verdad deseaba era volver a mi ciudad natal y asentarme allí. Me propuse entonces prepararme unas oposiciones e intentar regresar con un puesto seguro bajo el brazo en un plazo de dos o tres años.



A la vuelta le comenté mi idea a mi pareja, pero sus planes de futuro eran muy diferentes a los míos (ella no quiere dejar China ni a su familia), así que decidimos que lo mejor era separarnos y seguir nuestros caminos en busca de nuestras respectivas metas. Llegado pues a este punto, lo mismo me daba seguir trabajando en China que en cualquier otro país mientras pudiera estudiar el master vía online que necesito para la oposición. Abrí mi campo de búsqueda y encontré una interesante oferta en Kuwait que no he podido rechazar. Una nueva etapa se avecina.
 



Anteayer me di un paseo por el lago Oeste de Hangzhou con una amiga y empezaron a aflorar algunos recuerdos asociados a casi siete años de vida aquí. Por supuesto que ha habido aspectos difíciles de manejar, muchos de los cuales influyeron en mi decisión de cambiar de aires, pero también reconozco que habrá bastantes elementos y personas que echaré mucho de menos en el futuro. De hecho, como digo, ya empiezo a sentir esa añoranza y todavía no me he ido.



Estos dos meses que me quedan aquí trataré de vivirlos y aprovecharlos lo mejor posible, al tiempo que me preparo psicológicamente para la marcha. Creo que dispongo de tiempo suficiente para poder hacer todo lo que quiero antes de irme, sin prisas y con calma. Me vuelvo a sentir un poco como en aquella primavera de 2008 cuando decidí salir de mi zona de confort en Lituania, después de dos años viviendo allí, y me marché de repente a la India. Una sensación especial entre la excitación porque algo nuevo se aproxima, cierta incertidumbre por no saber lo que le espera a uno y una ligera pena al pensar que quizás no vuelva a ver, al menos en una buena temporada, a muchas personas importantes en mi vida y de los que he aprendido mucho. Espero que mi futura etapa sea tan fructífera como esta que estoy a punto de cerrar y me resulte igual de provechosa. Sigo creciendo, eso es lo más importante.
 

"Cuando llegues a la última página, cierra el libro."