miércoles, 31 de diciembre de 2014

Esto es todo amigos


Ha pasado volando como un rayo. Será porque esta vez si que me ha parecido un buen año. Desde el principio, cuando (al fin) me comía las uvas en un restaurante mexicano de Ningbo, lo intuí, que este iba a ser el año de la regeneración, de la subida de ánimo, del cambio a mejor y, efectivamente, así lo ha sido. Ya empecé a notarlo en la recta final de 2013, en unas navidades bastante placenteras para tratarse de China, y lo he ido corroborando hasta llegar a día de hoy.
La cosa ya empezaba a prometer con el clásico viaje de año nuevo chino, en este caso a Indonesia junto a mi gran amigo Giacomo, el cual no imaginaba que este iba a ser su último curso en China. Para él este también ha sido un año de celebraciones. Juntos vivimos una gran aventura digna de recordar, que nos daría alas en nuestros propósitos futuros.

La subida al volcán Sibayak en Sumatra. Épico.

En este 2014 se han cumplido diez años desde que salí de España por primera vez, y por ello decidí comenzar un libro justo a la vuelta de las vacaciones de invierno. Todavía me queda un largo camino (voy aún por el capítulo dedicado a la India) hasta su conclusión. De momento me está encantando la experiencia; es como si volviera a viajar a todos esos lugares y encontrarme con tantas personas formidables con las que me he cruzado en el camino. Espero seguir con él si el trabajo y otros quehaceres me lo permiten.



Aparte de escribir el libro, este año he ocupado mi tiempo lanzandome a aprender nuevas lenguas, dejando el estudio del chino un poco de lado. Primero, a raiz de una relación con una filipina, me aventuré con el tagalo. Con la chica no me valió de mucho ya que el romance no llegó a buen puerto, pero me va a venir de lujo en mi próximo viaje ya que visitaré la patria de Isabel Preysler en enero. Luego me dio por el coreano, por infuencia de mis compañeros en la clase de chino, la mayoría de la tierra del taekwondo y el Gangnam Style. Pero con el idioma que mejor me he desenvuelto, principalmente por la similitud con el español e italiano, es el catalán. Mi amigo Jorge me pidió que lo casara, pero vestido de cura y usando esta lengua. No me lo pensé dos veces y en dos meses y pico conseguí un nivel lo suficientemente decente como para defenderme en el altar. Giacomo también estuvo presente, haciendo los mismos honores pero en chino. Un gran momento.


Tras cuatro años en la universidad de Yuexiu, en junio llegó la hora de decir adiós. Por un lado por decisión personal motivada por un hartazgo generalizado y una desazón que llevaba mucho tiempo arrastrando ya. Por otra parte, el departamento de español también había decidió prescindir de mis servicios aludiendo a motivos relacionados con mi falta de titulación, aunque en realidad el principal motivo era poder colocar a otra profesora (de la cual no dudo de su profesionalidad), amiga de la jefa y, de paso, quitarse de encima a alguien que ya estaba cuestionando demasiado la manera de hacer las cosas allí. Después de un par de meses sin saber si seguiría en China o no, encontré la oferta en la escuela internacional, la cual ha supuesto un cambio en todos los sentidos. Más horas de trabajo pero más seriedad y profesionalidad. Además me divierto un montón enseñando a estos pequeños diablillos a los que cada día quiero más.


















Debido al cambio de empleo, tuve que conseguir otro visado y nuevo papeleo, lo cual implicaba un proceso burocrático que me obligó a retrasar mi vuelo a España en verano. En los veinte días que tuve que esperar antes de que me otorgasen el preciado documento que me permitiría continuar trabajando en China, decidí hacer un viaje por diferentes provincias, así un poco a voleo, sin planear mucho. Lo más importante de todo no fueron los lugares que visité (también muy interesantes, como las grutas de Longmen), sino como me sentí durante esas dos semanas con la mochila a la espalda. Me sentía menos irritable y parecía disfrutar de cada momento. Parecía como si estuviese experimentando cierto cambio de actitud, recuperando en cierto modo las ganas de seguir aquí. 



































A la vuelta de las vacaciones estivales no las tenía todas conmigo en cuanto al cambio de condiciones de vida. El trabajo me gustaba más, claro que sí, pero el apartamento que me dieron, de nuevo dentro de una escuela, y el hecho de vivir en un lugar tan aburrido como Ke Qiao, me desmotivaban bastante. Suerte que al cabo de un mes conocí a la persona que me haría recobrar de golpe todas mis ilusiones, reviviendo sentimientos que ya hacía tiempo que no experimentaba. Una chica risueña, divertida, de mentalidad abierta, tolerante y bellísima, con la que me encuentro muy a gusto y con la que espero poder seguir disfrutando mi vida en China en 2015.



































Y ahora llega el 2015, con nuevos retos y esperanzas de seguir mejorando. Por el momento la primera novedad es la inminente llegada de mi hermano, que se viene a trabajar a Xian. Si todo el papeleo va bien y no hay ningún inconveniente, a finales de febrero nos veremos las caras por aquí. Todavía no me lo creo del todo. Aparte, me gustaría acabar el libro este año, calculo que antes del verano. Otro gran reto es intentar encontrar trabajo en otra ciudad, con algo más de vida que donde me hallo ahora. No va a ser fácil pero de momento ya he dado el primer paso: querer que ocurra.

Nada más, simplemente desearos una estupenda salida y entrada de año, que lo paséis bien y que todo lo que no os ha podido salir en el 2014 lo logréis en el siguiente, que me huele que va a venir cargado de acontecimientos importantes. Yo, aparte de los típicos deseos de salud, amor y trabajo, espero también escribir aquí un poquito más aunque mucho me dice que va a estar dificil con todos los retos que están por venir. Bueno, algo se intentará. Un fuerte abrazo y feliz 2015.



Una alegría dispersa cien penas.”

Algo de léxico:
uvas: 葡萄 [pútáo]
suerte: 幸运 [xìngyùn]
brindis: 举杯 [jǔbēi]
cotillón, fiesta de Nochevieja: 新年晚会 [xīnniánwǎnhuì]

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Dulce (y un poco pastelosa) Navidad



Otras navidades en China, las quintas ya, quién lo diría allá en 2010. Esta vez he ido de salto en salto en el tiempo y me he puesto a repasar las diferentes entradas navideñas que he ido colgando en el blog. En todas se van repitiendo una serie de constantes: la morriña por estar tan lejos de los míos, la forma en la que los chinos celebran la Navidad (es decir, yendo de compras y gastando lo indecible), las fiestas juntos a otros profesores extranjeros que también extrañan sus respectivos hogares, etc. Y en todas ellas percibo también entre líneas cierto grado de amargura, de desazón, de intentar, mediante las fiestas navideñas, llenar cierta sensación de vacío que uno tiene cuanto más tiempo pasa en China. 

Sin embargo, este año las cosas han cambiado en cierta medida. Primero, puedo decir que me encuentro cómodo en el trabajo. Ya van a hacer casi cuatro meses desde que empecé en la escuela internacional. La navidad se ha vivido aquí de forma especial por el caracter de la institución y por el alumnado, todos niños, que viven estos días con entusiasmo, ya sea decorando la clase, cantando villancicos o simplemente poniéndose un gorrito de Papa Noel. Esa alegría se nota y se contagia facilmente, hasta a los más reacios a celebraciones.

Final de la fiesta de Navidad del colegio
Por otra parte, estas navidades han coincidido con mi cambio de piso. Se acabaron los madrugones al son de marchas militares y las buenas noches con Kenny G. Es la primera vez en cinco años que vivo fuera de una institución educativa y no puedo más que sentirme contento. Mi nueva morada no es nada del otro mundo, pero tiene más espacio y no se oye un alma alrededor, y eso es mucho teniendo en cuenta que esto es China. Seguro que el cambio me va a repercutir a mejor en el ánimo y en mi rendimiento, garantizado. Aquí va una foto del salón y parte de la cocina y el balcón, en panorámica, dándolo todo aquí ya.


Pero sobre todo, si este año me siento especialmente jubiloso es porque serán las primeras navidades en muchos años que pase junto a alguien especial. Una persona que ha cambiado mi vida, justo en el momento que más receloso me sentía en cuanto a seguir en China, y que me ha devuelto gran parte de la ilusión que había perdido por el camino. Alguien que, como siga así, va a hacerme editar y modificar aquella entrada que escribí sobre las relaciones con chicas chinas. Después de tres meses de relación, ya no veo más razones para callármelo. Es siempre bonito compartir una alegría con vosotros, con los poquitos que me seguís leyendo y estando ahí, especialmente en fechas tan especiales.


Y después de esta exclusiva que ya tenía ganas de soltar a grito pelado, solamente desearos unas felices fiestas a todos y una estupenda entrada del año. Que os divirtáis a pesar de las ausencias y brindéis por todo lo bueno que está por venir, que seguro que es mucho. Y al que no le guste la navidad, pues no pasa nada, ya habrá otros momentos para celebrar, pero no os amargueis demasiado que se acaba pronto y en un par de semanas quitarán las lucecitas y los adornos (luego empezaréis a quejaros por alguna otra cosa, que os conozco).

¡Felicísima Navidad!

"Si la felicidad está en tu destino, no tienes por que tener prisa."

Algo de léxico
celebración: 庆祝 [qìngzhù]
positivo: 积极的 [jī jí de]
añorar: 想念 [xiǎngniàn]
enamorarse (de alguien): (某人) [àishàng ( mǒurén )]


jueves, 27 de noviembre de 2014

Buenos días con agonía




Los que llevéis un tiempo en China, al menos aquellos familiarizados con el sistema educativo chino, tal vez ya conozcáis esta bonita melodía:



Esta sinfonía de talante militar, llamada 运动员进行曲 (yùndòngyuán jìnxíngqǔ) o “Marcha de los atletas” suena a todo volumen a las seis en punto mañana, de lunes a viernes y algunos sábados, en el instituto en el que resido desde que comenzó el curso académico allá en septiembre. Cada mañana, pues, este tesoro del legado musical chino consigue liberarme de mi plácido sueño y darme la bienvenida a un nuevo día cargado de rampante dinamismo. Su duración, dos minutos y medio cronometrados, es tal que evita que cualquier persona una vez despierta consiga conciliar el sueño de nuevo.

Os la pongo otra vez, que seguro que os ha gustado. Ahora con imágenes de desfiles patriotas, que siempre hay gente a la que le pone estas cosas:




Tal rimbombante pieza salió por primera vez a la luz en los mundiales de ping pong en China en 1971, y fue interpretada por la orquesta del Ejército de Liberación Popular Chino para acompañar a los deportistas que entraban en el estadio. Desde entonces se convirtió en un clásico en este tipo de eventos de índole deportiva y es utilizada como música de fondo para los ejercicios matinales en gran parte de las escuelas chinas.



Esto de asociar canciones a hechos cotidianos, como el comienzo del día, la pausa del recreo, o la hora de acostarse, es algo muy común en China. En la universidad que trabajaba acabé cogiéndole hincha a la “Balada para Adeline” de Richard Clayderman, que anunciaba el final de la pausa entre periodos de clase. En el instituto en el que resido está ocurriendo lo mismo, esta vez con un tema de Kenny G, “Going home”, que suena cada noche un poco antes de las 10 para informar a los estudiantes que tienen que irse a dormir. Este traumático soniquete también se usa en algunos centros comerciales para que los clientes se vayan dando prisa y salgan, porque ya es hora de cerrar el chiringuito. Por cierto, no hace mucho Kenny G hizo algunas declaraciones apoyando a los manifestantes en  Hong Kong, pero parece que el gobierno chino no les hizo mucho caso. Al menos su saxofón no ha sido todavía silenciado y sigue martirizando nuestros desdichados oídos.


Despertares indeseables aparte, las cosas no me van mal. Solo que me siento más ocupado y con más responsabilidades que en años anteriores. Esta es una de las razones por las que llevo sin actualizar el blog desde que volví de vacaciones de verano. Menos mal que ahora estamos de parón por los exámenes finales del primer trimestre y he aprovechado para subir algo. Por otra parte, sigo enfrascado en el libro que empecé a principios de año (ya voy por el capítulo de la India, ya va quedando menos) y otros quehaceres más que me mantienen ocupado y hacen que no me aburra. Estoy acabando uno de mis mejores años desde que estoy aquí y espero que la racha se mantenga hasta el final por lo menos. Un saludo y hasta la próxima.


    "Una sola sonrisa puede borrar miles de preocupaciones."

Algo de léxico
despertar (a alguien): 叫醒 [jiàoxǐng]
desagradable: 讨厌的 [tǎoyàn de]
odioso: 可恶的 [kěwù de]
incordiar: 麻烦 [máfan]


lunes, 8 de septiembre de 2014

No hay quinto malo



Cinco (sin premio). Cinco cursos académicos, contando este que acaba de empezar, los que voy a hacer en China. Cinco años los que completaré en este país, media década, que se dice pronto, de subidas y bajadas, de choques culturales y momentos especiales… cinco años de aprendizaje y evolución continuos hasta llegar al momento presente, en el que me veo enfrascado en una nueva etapa, con nuevo trabajo, ambiente y motivaciones.
Nada más regresar de Córdoba, a final de agosto, comencé a trabajar en una escuela internacional en Ke Qiao, un distrito de Shaoxing. Esta vez tengo que enseñar a niños extranjeros (tengo un alumno chino, pero de origen malayo), de entre 7 y 10 años, más motivados y entusiastas a la hora de aprender que la mayoría de estudiantes universitarios que tenía en Yuexiu. Si no hubiera sido por este sustancial cambio, me parece a mí que ahora mismo no continuaría en el país del centro.

Interior de la escuela



































 De momento llevo una semana de reuniones y otra de clases, y la impresión general es generalmente buena. Me encantan mis estudiantes y el ambiente del aula. Llegan siempre contentos y con ganas de aprender, y los 40 minutos que duran las lecciones se pasan volando. Además, el hecho de ser una escuela internacional supone tener contacto con alumnos de quince nacionalidades diferentes, destacando los procedentes de India (en parte esta experiencia está siendo como una vuelta a este país) y países de Oriente Medio.
Por otra parte, el ritmo de trabajo es más intenso que el que tenía en la universidad y, el hecho de ser el único profesor de español, implica más responsabilidad ya que toda la organización de planes de estudio, materiales y demás recae sobre mí. Aunque es precisamente este aspecto lo que más me motiva y hace que me sienta útil y necesario, e ilusionado a la vez.

La clase de español

El nuevo trabajo conlleva también un nuevo apartamento, el cual aporta la escuela. Es más pequeñito que el del año pasado y con menos muebles, pero para una persona no está mal. Lo que menos me gusta es no tener balcón, ya que vivo en un bajo. Tampoco me agrada el vivir de nuevo dentro de un campus, con guardias que saben con quien vengo y con quien voy, pero bueno, a estas alturas ya es algo que me parece normal aquí.

Adivinad dónde vivo
Vista del salón. A la derecha quiero poner una sofá
El mueble estrella del dormitorio
La cocina, por la que puedo escapar fácilmente en caso de incendio, caida de meteorito o apocalipsis zombie














































































Otro aspecto que me baja la moral es el hecho de vivir en un lugar como Ke Qiao. Más adelante le dedicaré una entrada a este sitio, del cual aún me queda casi todo por descubrir, pero básicamente os digo que es un distrito comercial, con bastante polución, donde lo que más hay son tiendas y restaurantes, y la oferta cultural u ocio en general es inexistente. Si Shaoxing era aburrido, esto ya es lo siguiente. Pero al menos esta vez si que me siento que vivo en un lugar habitado, no como el curso pasado, cuando moraba en Barad-dûr apartado de todo y rodeado de campo por los cuatro puntos cardinales. Vivir aquí será algo más entretenido, aunque no sea el mejor ambiente para un laowai, soltero y sin familia a la que llevar de paseo al centro comercial.

El centro comercial Wanda, justo enfrente de mi casa
Nótese la nube tóxica, un día sí y otro también

No sé muy bien lo que dará de sí este año académico ni como variará mi ánimo a lo largo del mismo, pero de momento me siento esperanzado y contento por el trabajo que tengo, el cual me vendrá realmente bien para mi futuro currículo. Espero seguir teniendo algo de tiempo para ir actualizando el blog, aunque os aviso que este curso tengo más carga laboral y lo mismo me tiro semanas sin publicar nada. Pero eso sí, esto no se chapa hasta que no me largue de China, lo juro por Hello Kitty (que no es ni una gata, ni una niña, sino todo a la vez). ¡Feliz vuelta al cole!

    "El árbol más fuerte y frondoso vive de lo que tiene debajo.".

Algo de léxico
novedad: 新颖 [xīnyǐng]
escuela internacional: 国际学校 [guójì xuéxiào]
ciudad dormitorio: 卧城区 [wò chéng qū]
Hello Kitty: 凯蒂猫  [kǎi dì māo]

 

miércoles, 13 de agosto de 2014

Palabrita de Marco Polo




A lo largo de su dilatada historia, la civilización china ha tenido diversas capitales aparte de la actual Beijing. Una de las más prósperas en su momento fue Kaifeng, muy cerca del rio Amarillo. La otrora esplendorosa ciudad llegó a ser sede de gobierno durante siete dinastías diferentes, alcanzando su máximo apogeo político y comercial en el periodo Song (desde 960 hasta 1279). A finales de aquella época fue cuando Marco Polo llegó a visitarla, en su primer viaje, cuando la capital ya había sido tomada por Kublai Khan, el emperador mongol. Hoy día, Kaifeng aún conserva algunos vestigios de sus siglos dorados y sigue siendo uno de los lugares más visitados por los viajeros que llegan a China.

Templo de Daxiangguo

De los dos días que pasé en Kaifeng, el primero me lo pasé probando delicias culinarias locales, La profesora que conocí en Lushan me aconsejó acercarme a un lugar llamado Xiao Song Cheng (小宋城), un bonito centro gastronómico que incluye diversos restaurantes, teterías y pequeños puestecillos de comida, ambientado al estilo de la dinastía Song. El precio de los platos es más caros que el que uno puede encontrar en un mercado normal, pero el surtido es más amplio y especializado, y la calidad está garantizada. Entre las tapillas que probé se encontraba un emparedado de carne de perro, lo que suponía la primera vez que degustaba este animal. ¿A qué sabe el perro? Bien, me pareció una carne poco jugosa, difícil de masticar, con un sabor que no llegué a apreciar bien por la cantidad de especias que llevaba. No estuvo mal, aunque le hubiese faltado algo más de salsa.

Por la noche me decanté por el mercado nocturno de la Torre del Tambor (Gu Lou, 鼓楼), un lugar lleno de ambiente donde poder hincharse a un precio módico. El mejor sitio para dejarse caer en una noche de verano china.

Interior de Xiao Song Cheng
No sé muy bien lo que era, pero estaba de lujo
 
Perrito caliente

El segundo día sí que fue más intenso y me pateé la ciudad en plena canícula, parando estratégicamente para refrescarme. Empecé por la Pagoda de Hierro que, según dicen es la más famosa de toda China. Tiene 13 pisos y, en realidad, no está construido con hierro sino con ladrillos cuyo color recuerda a este material. Es posible acceder al interior, aunque no es nada recomendable para claustrofóbicos.

Otro lugar de interés a nivel histórico es el antiguo asentamiento de la sinagoga de Kaifeng. Hace 1000 años una pequeña comunidad judía llegada del norte de la India se estableció aquí, continuando con sus tradiciones y creencias hasta que la sinagoga fue destruida en el siglo XIX, momento en el que sus miembros se dispersaron. Actualmente, un grupo de descendientes de antepasados judíos mantiene reuniones periódicas con el objetivo de preservar su identidad cultural.



Para acabar la jornada me dirigí a una pequeña replica amurallada de lo que en su día fue la antigua ciudad en la dinastia Song. Situado al norte del lago Bao Gong, el complejo incluye pagodas, templos y edificios gubernamentales que rememoran la arquitectura de la época. Cada hora tiene lugar una pequeña exhibición de acróbatas y bailarines en una de las plazas. Más abajo os dejo el vídeo por si queréis echarle un vistazo.



Me marché satisfecho de Kaifeng y feliz por el balance final del viaje. Aún me quedaban 12 horas de tren nocturno por delante hasta Shaoxing, esta vez en asiento duro y sabiendo que no iba a poder pegar ojo. Pese a todo me sentía bien y con ganas de más, algo que no me ocurría viajando en China desde hace tiempo. Ni las aglomeraciones, ni la gente señalándome y diciéndome “hello” por la calle, ni los escupitajos (al suelo, no a mí…)… nada parecía agobiarme lo más mínimo, era como si finalmente me hubiera mimetizado en este particular ambiente. ¿Es esto a lo que llamamos “adaptación”, quizás?


“Haz que el pasado sirva al presente.

Algo de léxico
Marco Polo: 马可·波罗 [mǎkěbōluó]
mercado nocturno: 夜市 [yè shì]
hierro: [tiě]
judío: 犹太人 [yóutàirén]