lunes, 30 de diciembre de 2013

Un año más

Se acabó, finito, caput. Después de una semana de cenas y encuentros navideños, me preparo ahora para festejar otra Nochevieja, la cuarta consecutiva que celebraré en China, en esta ocasión en Ningbo. Termino este año 2013 con mejor humor y más relajado que el anterior, aunque ha sido bastante similar en cuanto a eventos se refiere. También esta vez he intentado cambiar de trabajo sin éxito, he comenzado y finalizado una relación con una chica china, he pasado un nivel más de mandarín, y tampoco han faltado los grandes viajes. En especial, quisiera destacar el que hice por Myanmar durante las vacaciones de invierno. De aquí salió un blog, el cual hizo que me tirara casi un semestre sin actualizar este. Fue sin duda la experiencia más grata y maravillosa de este año, y gracias a ella pude afrontar el resto del curso con mejor humor y optimismo.

Y además me reencontré con Lucia, ¿qué más se puede pedir?


Al regreso del periplo birmano, al tiempo que relataba la experiencia, realizaba un curso para profesores de español online, y preparaba el examen de chino, no dejaba de enviar currículos a toda China y parte del extranjero. Al final, después de un par de ofertas que no me convencieron, no tuve más remedio que renovar por un curso más. A la decisión final de quedarme contribuyeron dos factores importantes. Por un lado, me ofrecían, por fin, un alojamiento decente, con cocina incluida. Por otra parte, acababa de comenzar una relación con una chavala, con la que llevaba de tonteo desde que regresé de Myanmar (nos habíamos conocido mismamente en el aeropuerto), y tenía la impresión de que esta vez si podía ser la buena. Regresé a España en verano con tranquilidad y muchas expectativas puestas a la vuelta en septiembre. De ese último semestre, destaco sobre todo la experiencia del festival decortometrajes con los alumnos y la peliculilla que hice con unos colegas, con cameos a lo Torrente. De lo más divertido que he podido hacer desde que estoy en China.
























Tras un verano, en el que concluí el curso para profesores, me reencontré con grandes amigos, estuve por Rumanía y asistí a una entrañable boda, regresé con ilusión a Shaoxing, con ganas de estrenar mi nuevo hogar. La verdad que, contando hasta el día de hoy, ha supuesto un cambio muy positivo. A pesar de que está bastante lejos (unos 45 minutos en autobús) y retirado de todo, el tener la oportunidad de poder cocinarme lo que yo quiera, e invitar gente a casa, es algo que no tiene precio. Mi calidad de vida ha mejorado en muchos aspectos. Pero como no todo pueden ser alegrías, a principios de noviembre llegó un nuevo palo. La chica con la que había empezado una relación en junio decidía cerrar su empresa y marcharse a otra ciudad, a 1500 kilómetros de distancia, lo que prácticamente significaba el final. Aparte, durante el último mes apenas teníamos tiempo para vernos, con lo que su marcha tampoco me afectó gravemente. Después de esto, he vuelto a perder el interés en cualquier relación de pareja con chinas, y mi cabeza está ahora más fuera que dentro de este país.

Volver a cocinar paellas siempre es un puntazo















En Wuhan, otro buen viaje este año





































He pasado pues unos días, entre noviembre y diciembre, con el ánimo algo bajo, pero ya parece que me siento más animado y, como digo, acabo el año contento y con la ilusión puesta en el que entra, bastante especial. En enero se cumplen 10 años de la primera vez que salí de España, con aquella aventura fregando platos en un hotel en Irlanda. Para conmemorar la efemérides, quisiera empezar a escribir un libro que resuma una década de viajes y experiencias en el extranjero, a ver que me sale. Aparte, quien sabe si este será el último año en China (a pesar de que no faltan razones para continuar). Tengo muchas ganas de pegar el salto a América Latina, así que no descarto comenzar algo pronto por allá, ya se irá viendo.

Me despido ya de 2013, agradeciendo a todos los que habéis continuado siguiendo el blog el haber estado pendientes, y perdonad si este año no he escrito mucho. Espero que paséis una noche estupenda y que el 2014 os dé lo que andáis buscando, en forma de salud, dinero, amor, trabajo, o un poquito más de suerte.

¡Feliz año nuevo!






Aquel que depende de sí mismo alcanzará la mayor felicidad.”

Algo de léxico
reto: 挑战 (tiǎozhàn)
proyecto, plan: 计划 (jìhuà)
ilusión: 幻想 (huànxiǎng)
fin de ciclo: 周期尽头 (zhōuqí jìntóu)


miércoles, 25 de diciembre de 2013

Maldito sea el Almendro

Otra Navidad, y van ya cuatro seguidas, que me toca pasar a miles de kilómetros de casa. A estas alturas, prácticamente ya me he habituado a esta situación y la distancia casi no me afecta. Si a ello le sumamos que hoy, 25 de diciembre, he tenido clases como cualquier otro miércoles y que aquí la Navidad no empieza en noviembre, el sentimiento de morriña típico de estas fechas se atenúa en gran medida.








Como digo, a pesar de que la Navidad va irrumpiendo cada vez más fuerte en los hogares chinos, el ambiente no tiene nada que ver con lo que solemos vivir en España o en otros países occidentales. Los principales signos navideños (árboles, lucecitas, villancicos, etc.) se encuentran sobre todo en los grandes almacenes y zonas comerciales, buscando crear una excusa más para que la gente se gaste la pasta. En mi facultad también han montado una especie de mercadillo navideño. El regalo estrella ha vuelto a ser la manzana. Por lo visto, esta fruta va asociada a la navidad china por motivos lingüísticos. La Nochebuena en China se conoce como 平安夜 (píng'ānyè). El primer caracter suena igual que el primero de la palabra “manzana” (苹果, píngguǒ), de ahí esta asociación.





Aparte de clases y exámenes finales, estos días también he tenido ocasión de celebrar algunos eventos entrañables, como la clásica cena con los compañeros del departamento de español o la Nochebuena, ayer mismo, en la que nos juntamos un variopinto grupo de amigos de diversas nacionalidades. No faltó de nada, ni siquiera turrón, y lo pasamos en grande. En el aire, ese sentimiento que todos los allí presentes teníamos, de necesidad de calor humano, de afecto, de apoyarnos los unos a los otros cuando se está tan lejos.

Bueno, el tequila y el vodka también contribuyeron a la magia del momento

A falta de una cena navideña más, la fiesta de nochevieja, y otra tanda de exámenes finales, me encuentro bastante relajado sabiendo que lo peor ya está casi acabando, y que muy pronto tendré esas vacaciones de invierno tan esperadas. Espero que vosotros también estéis dilapidando este año con la misma serenidad y buen humor y que sigáis disfrutando de las fiestas que aún están por venir. ¡Feliz navidad!



 

La distancia prueba la resistencia del caballo.

Algo de léxico
distancia: 距离 (jùlí)
lejanía: 遥远 (yáoyuǎn)
añorar: 想念 (xiǎngniàn)
celebración: 庆祝 (qìngzhù)
brindis: 祝酒 (zhùjiǔ)


miércoles, 4 de diciembre de 2013

Por la gloria de Confucio

Esta semana se han publicado los resultados del informe Pisa (Program for International Student Assessment), en el que se evalúan las puntuaciones obtenidas por alumnos de 15 años, procedentes de 65 países, en pruebas de matemáticas, lengua y ciencias. Este año, la lista está encabezada por alumnos de Shanghai, mientras que otras regiones administrativas en la órbita china, como Hong Kong o Macao, también se han colado en lo más alto de la clasificación (más información aquí). Esto ha hecho que numerosos expertos empiecen a prestar atención al modelo de China y otros países asiáticos, como Japón y Corea, como referente a tener en cuenta en el mundo de la educación en el futuro. Lo que quizás no se hayan planteado todavía en Occidente es a qué precio están pagando estos escolares el conseguir tales resultados.





Desde tiempos ancestrales, la educación es uno de los pilares más importantes de la sociedad china, y hasta el día de hoy, las familias han invertido gran parte de sus ahorros en darle a sus hijos la mejor formación. El Gobierno garantiza una educación relativamente gratuita (las tasas y materiales en las escuelas primarias y secundaria suelen tener costes, aunque no muy altos), aunque de momento no ha conseguido abarcar a toda la población, quedando muchos niños, especialmente en zonas rurales, sin escolarizar a partir de la secundaria. Por su parte, las tasas universitarias suelen ser bastante altas, tanto como la nota de acceso, al menos en las de más prestigio. Es normal pues que el escolar chino, por lo general, esté sometido a una excesiva presión, con una vida social muy limitada, y supeditado al estudio para conseguir los logros que sus padres y una sociedad que ensalza la competitividad, esperan del mismo.




En una escuela primaria china, un estudiante comienza el día a las 7 de la mañana y acaba a las 3 de la tarde, unas 8 horas en total. Este tiempo se amplía en la escuela secundaria, donde el alumno tiene unas 12 horas de clase, desde las 7 de la mañana hasta las 7 de la tarde, de lunes a sábado. Algunas escuelas van mucho más allá, y obligan a sus alumnos a quedarse incluso hasta las 10 de la noche en clases del llamado “auto-estudio”, y acudir los domingos a clases de refuerzo, sin tener en cuenta las tareas para casa. Con un sistema así, los resultados pueden ser altos, sí, pero ¿en serio vale la pena tanto sacrificio? ¿Es qué puede repercutir de alguna manera positiva en estos niños tanta presión? ¿Qué pasa con su desarrollo como persona? ¿Qué tipo de infancia es esta?

"Mi mente está muy bien de salud", dice esta viñeta.























Un dato que no aparece en este informe con nombre de torre es el nivel de satisfacción con su vida de estos alumnos, o sus sentimientos negativos hacia la escuela y los profesores (o incluso hacia sus padres). Tampoco muestra los casos de suicidio o intentonas del mismo, de algunos estudiantes, como los ocurridos el pasado mes de mayo, como podéis leer aquí. Tal es el temor de los rectores de los centros por este tipo de tragedias, que algunos ya obligan a sus estudiantes a firmar un contrato, eximiendo a la institución de toda responsabilidad en el caso de que se quiten la vida o se autolesionen (la noticia aquí).














Espero que si nuestros responsables educativos deciden copiar algo del sistema chino, no sea el número de horas y la enorme presión al que se ven sometidos los alumnos (aparte, no creo que eso funcionara en una cultura como la nuestra). Lo que si podían tener en cuenta es que al profesorado chino se le cuida y respeta más, no solo por parte de los alumnos sino también las autoridades, y sus condiciones laborales suelen mejores que la media china. Pero en estos tiempos de tijeras que estamos viviendo, mucho me dice que este aspecto va a tardar en mejorar.


La tensión es quién tú piensas que deberías ser. La relajación es quién eres.”

Un poco de léxico:
educación: 教育 (jiàoyù)
competitividad: 竞争力 (jìng zhēng lì)
presión: 压力 (yālì)
suicidio: 自杀 (zìshā)

Si os interesa conocer algo más del sistema educativo chino, aquí os dejo un par de buenos enlaces:

viernes, 22 de noviembre de 2013

10 razones, 10

A principios de este mes, el banco de Hong Kong HSBC realizó una encuesta, en la que participaron 7000 expatriados en diferentes países, y que pretendía averiguar cuál era el mejor país para residir y trabajar en el extranjero, en función de diversos criterios (economía, entretenimiento, calidad de la comida, meteorología, etc.). El resultado colocaba nada más y nada menos que a China en primer lugar. La noticia provocó algunas reacciones en algunos blogs, como esta, o esta otra, cuestionando este dato y afirmando por el contrario que este país no era el mejor lugar para vivir.



 Yo, aun estando de acuerdo con la mayor parte de críticas vertidas sobre la vida en China (especialmente en lo que se refiere a la contaminación y a las aglomeraciones), y encontrándome en una temporada en la que me vuelvo a cuestionar la conveniencia de seguir más tiempo, quisiera hacer una lista de razones por las que, a pesar de todo, vale la pena venir aquí y quedarse una temporada. Ya sea por hacer un ejercicio de autoayuda, por intentar encontrarle el lado bueno a todo o, simplemente, por mi tendencia a llevar la contraria (de ahí que sea del Atleti), aquí va mi “top ten” de motivos por los que merece la pena el sacrificio:
  • Seguridad: He conocido pocos lugares en el mundo donde recorrer una ciudad a las tantas de la madrugada, pudiendo uno meterse por cualquier calle, por cualquier barrio, no entrañe cierto tipo de riesgo. Vale que aquí, por desgracia, también existe la delincuencia y hay crímenes, violaciones, etc, como en cualquier parte del mundo, pero la percepción de seguridad es mucho mayor, al menos en una ciudad como Shaoxing, donde en tres años y pico no he sentido la más mínima amenaza de parte de nadie.
  • Trabajo: Tal y como está la situación, cualquiera deja un trabajo. Aparte de evitar el desempleo, las condiciones laborales, al menos para los profesores, no son moco de pavo. El salario medio no es para lanzar campanas al vuelo pero, si hacemos un computo global, contando el número de horas que damos, las vacaciones pagadas, las pagas extras para viajar, etc, está bastante bien, y además disponemos de suficiente tiempo libre para dedicarnos a otras actividades, tanto lúdicas como formativas.


  • Idioma: Una de estas actividades puede ser, por ejemplo, aprender mandarín. ¿Qué mejor lugar para aprenderlo y practicarlo que aquí? Cierto es que el método de los enseñantes locales no es, en muchas ocasiones, el más adecuado, pero al menos disponemos de infinitas posibilidades de aprender la lengua en un contexto de inmersión total, y no nos faltarán personas con las que practicarla. Dudo mucho que llegue a ser, como dicen muchos, la lengua del futuro, pero sin duda sé que algún día, todo este aprendizaje me ayudará de alguna manera.
  • Coste de la vida: En relación con el tema del trabajo, a pesar de que el salario no sea ninguna maravilla y los precios sigan subiendo a un ritmo frenético, me sigue pareciendo baratísimo vivir en China. Comer fuera, salir de marcha, el transporte, y otros gastos cotidianos, continúan teniendo un precio bastante asequible para cualquier bolsillo, lo que al final nos permite ahorrar algo de dinero cada mes (otro de los motivos es que los gastos de alojamiento los suele cubrir la empresa).

  • Viajes: La variedad de regiones y paisajes es enorme, y llevaría años poder visitar y conocerlos todos (a no ser que solo nos dediquemos a viajar). Además, gracias a la proliferación de aerolíneas de bajo coste asiáticas, viajar a cualquier país del sudeste asiático está tirado.
  • Comida: A pesar de que hay que andarse con ojo por el tema de la falta de higiene en algunos casos, la comida china está considerada una de las mejores del mundo y hay platos de verdad exquisitos y que voy a echar mucho de menos si algún día me voy. Además, como comentaba antes, comer fuera no es ningún lujo, y la gama de sabores es muy variada entre las opciones en cualquier ciudad.




  • Reto constante: Es cierto que en China uno debe hacer frente a trabas y situaciones surrealistas, que implican buenas dosis de paciencia y frialdad para no perder los nervios. Esto, a la larga, conlleva cierto crecimiento personal, siendo capaz de dominar y controlar ciertos problemas que, hasta hace un tiempo, nos parecían enrevesados e imposibles de solucionar. La vida en China nos hace más ágiles mentalmente, aumenta nuestros niveles de atención y, de paso, nos vuelve un poquito más tolerantes.
  • Medicina y salud: Hace un tiempo que empecé a probar diversos remedios y medicinas tradicionales chinas, y de momento los resultados siempre han sido satisfactorios. Los masajes (no los de “happy ending”, sino los serios) son mano de santo, lo de la moxibustión es todo un descubrimiento, y la acupuntura funciona (al menos lo hizo con mi brazo hace ahora casi un año).


















  • Diferencia: Dentro de este apartado incluiría todas esas estampas que hacen de China un país entrañable en algunos aspectos. Escenas tan habituales para los que vivimos aquí, y que nos siguen chocando y llamando la atención al cabo de los años, como esas mujeres haciendo coreografías en la calle (una vez topé con tres bailando el Aserejé, pero nadie me cree), la gente que camina hacia atrás en los parques, las abuelillas cuidando de esos pequeñajos con el culo al aire, el chaval de Lanzhou preparando los famosos fideos, etc. Se me hará raro el día que deje de ver todo esto.
  • El placer de volver: Por último, una consecuencia de vivir, ya no solo en China sino en cualquier otro país extranjero, es que el momento de regresar a la tierra natal se disfruta de una manera especial. Cuanto más años paso fuera de Córdoba, más la aprecio, más disfruto sus calles, sus gentes, sus sabores y olores, más me entusiasman las conversaciones con amigos y familiares. Por suerte o por desgracia, este gozo es tan efímero como desorbitado, y al poco tiempo ya me vuelve a picar el gusanillo de salir fuera.

    Por ejemplo, en cuanto vuelvo a ver a estos dos...


















Nada más, he intentado poner con esto una nota positiva entre tanto tremendismo, animar un poco a los que, como yo, también estén a veces un poco cansados de vivir en China, y de paso recordarme a mí mismo que en el fondo no se está tan mal aquí y que los momentos de bajón son solo eso, momentos, que vienen y se van.


De las nubes más negras, cae agua limpia y fecunda.”


Un poco de léxico
seguridad: 安全 (ānquán)
estabilidad: 稳定 (wěndìng)
quedarse: 停留 (tíngliú)
marcharse: 离开 (líkāi)
dilema: 困境 (kùnjìng)


lunes, 4 de noviembre de 2013

Aquí hay futuro

En estos tiempos de crisis y recesión económica en los países occidentales, China se consolida cada vez más como potencia mundial y son muchos los que la ven como la próxima gran dominadora a nivel político y económico, superando a los Estados Unidos. Es por ello que una gran parte de la población haya empezado a percibir el mandarín como el idioma del futuro, apostando que aquel que lo domine tendrá un brillante futuro garantizado. Estamos asistiendo a un auténtico “boom” del aprendizaje del chino, el cual se empieza a enseñar cada vez a edades más tempranas. De esto trata una noticia aparecida en el diario South China Morning Post (la podéis leer aquí, en inglés), dedicada a la enseñanza del mandarín en una guardería privada de Madrid. Aquí, niños de tres a cuatro años, comienzan a dar sus primeros pasos con el putonghua como parte de sus actividades extraescolares.

Escuela Sol Oriente, en Barcelona.

La introducción del aprendizaje del chino como actividad extraescolar en centros educativos españoles no es nada nuevo, sino que se viene realizando desde hace un par de años, siendo la Junta de Andalucía el organismo pionero en este asunto como parte de un programa experimental en colaboración con la Oficina Nacional de Promoción de la Lengua China (Hanban). Este curso académico, también se ofrece la posibilidad de realizar exámenes oficiales de chino (HSK). Se estima que algo más de 800 alumnos participan en este programa cada año.



La verdad es que siento curiosidad por presenciar in situ estas clases y qué tipo de metodología están llevando a cabo para enseñar el chino. Si los profesores usan el mismo método que en las clases para extranjeros que se imparten en mi universidad (y a las que este año si puedo asistir, al menos tres veces por semana), creo que los chavales españoles van listos. La forma que tenemos de aprender en España se aleja bastante del enfoque educativo tradicional chino, así que espero que los enseñantes tengan esto en cuenta. 
 














"Madre, qué follón..."

De todos modos, a pesar de que aprender un idioma nuevo siempre aporta ventajas, y es algo que siempre animo a hacer, pienso que eso de que el chino será la lengua del futuro es un mito. No creo que el chino llegue a desbancar nunca al inglés como lengua internacional por excelencia. Ya no solo por la dificultad que entraña su aprendizaje, sino también por la creciente proliferación de academias de inglés en China. Cada vez es más normal encontrar chinos angloparlantes en cualquier ciudad, aparte de en las clásicas colonias de expatriados como Beijing o Shanghai.




Por mi parte, y en relación al tema del aprendizaje del chino, hace unos días recibí por fin mi certificado del HSK 4, examen que superé el pasado mes de mayo. El fruto de cerca de un año de preparación (aunque a un ritmo bastante tranquilo), que espero me sirva a nivel laboral en el futuro, aunque en realidad lo sigo considerando como una afición, un afán intrínseco de seguir aprendiendo. Este año he decidido parar un poco, no voy a presentarme al nivel 5, pero si que seguiré estudiando a mi ritmo, leyendo, charlando, viendo alguna serie, sin presiones. Creo que con el nivel que tengo ya estoy preparado para comprobar eso de que el chino ayuda a abrirse puertas, la cuestión ahora es saber a cuál llamar y de qué manera.







































Estudiar sin pensar es tan inútil como pensar sin estudiar.” (Confucio)

Un poco de léxico
guardería: 幼儿园 (yòu'éryuán)
enseñanza: 教导 (jiàodǎo)
actividad extraescolar: 课外活动 (kè wài huó dòng)
nivel (en una lengua): 水平 (shuǐpíng)


domingo, 20 de octubre de 2013

Suspiros de España

Cada año, algunos estudiantes de mi universidad viajan a España como parte de un programa de estudios. Aquí permanecen durante todo un año académico, tiempo suficiente, no sólo para mejorar su español sino para entender mejor las costumbres y particularidades de los españoles en un contexto de inmersión real. A su regreso, siempre me interesa escuchar sus vivencias y compararlas con sus expectativas previas antes de partir. Este curso he decidido pasarles una encuesta para conocer mejor sus experiencias y al mismo tiempo hacerles reflexionar sobre las mismas. Mientras comento algunos de los resultados, os dejo algunas instantáneas sacadas de la pasada fiesta que, como viene siendo habitual, los alumnos organizan con motivo del Día de la Hispanidad. Este año casi nos quedamos sin ella por motivos logísticos (no nos querían dejar la sala por considerar el evento poco serio y sin relevancia), pero al final todo salió muy bien.

Exhibición de "zumba", uno de los platos fuertes de la noche

En general, todos los encuestados calificaron la experiencia en España como extraordinaria y muy positiva. Aparte de la mejora a nivel lingüístico, durante este tiempo pudieron gozar de todos los beneficios que supone viajar al extranjero (nuevas experiencias, apertura mental, nuevos sabores, etc.), algo que para casi todos era la primera vez que lo hacían. Además, muchos aprovecharon la oportunidad para visitar otros países de la Unión Europea. Entre otros aspectos que les encantaron, algunos destacan el color del cielo y los bajos niveles de polución, algo que, viniendo de China, es comprensible.




Pero no todo fue de color de rosa en “Xibanya”. Los estudiantes también sufrieron malas experiencias y algunos se sintieron discriminados en más de una ocasión. Apuntan que una parte de los españoles mantiene muchos prejuicios y estereotipos negativos sobre los chinos, y los relacionan con las mafias (esto se vio reforzado por el “Caso Emperador” el pasado mes de abril). Por otra parte, me comentan que en ocasiones sufrieron pequeños robos y que los taxistas los querían timar a veces (curioso el gremio de los taxistas, no hay país en el que no tengan mala fama). A pesar de todo, los estudiantes guardan un grato recuerdo de los españoles. Su impresión es generalmente positiva y destacan la amabilidad y hospitalidad de la gente. También hacen referencia al optimismo y al entusiasmo a la hora de hacer las cosas, aunque también señalan que muchas personas suelen ser un poco perezosas e impuntuales.







En el apartado de costumbres extrañas y curiosas, a la mayoría le llamó mucho la atención el tema de los horarios de las tiendas. Para los chinos, es muy chocante que muchos negocios cierren entre 2 y 5 de la tarde, y que no abran los domingos. También hay alumnos a los que les pareció curiosa la tradición de las doce uvas en Nochevieja, que la gente beba agua fría en vez de caliente y que algunos chicos se depilasen las piernas como las mujeres.
La canción del Abecedario, un clásico que no podía faltar



En lo que absolutamente todos los estudiantes coincidieron es en su deseo de regresar a España. De hecho, hay gente que tiene planeado realizar un máster allí una vez acaben sus estudios universitarios. Algunos me han dicho que esta encuesta les ha servido para rememorar lo vivido allí y obtener una visión más clara de lo que ha supuesto para ellos. Aparte, ahora entienden mejor las reacciones de los españoles en China ante determinadas situaciones (lo del agua caliente, por ejemplo). Para mí ha sido muy interesante en el sentido de que podré usar estos testimonios, tanto para motivar como para prevenir a los estudiantes de posibles situaciones indeseables durante su experiencia en mi país. Y de paso escribir esta entrada que espero haya sido de vuestro agrado.


La experiencia del pasado, si no cae en el olvido, sirve de guía para el futuro.”

Algo de léxico:
ir al extranjero:出国 [chūguó]
prejuicio: 偏见 [piānjiàn]
rememorar: 回忆 [huíyì]
pasodoble: 双步舞曲 (shuāngbù wǔqǔ), literalmente “danza del par de pasos”.

domingo, 6 de octubre de 2013

¡Qué vienen los chinos!

En estos días de asueto en China, donde dos tercios del país está viajando y el otro tercio en casa evitando encontrarse con los primeros, me gustaría comentar una noticia relacionada que ha aparecido en 20 minutos. El artículo en cuestión habla de “La guía del turista bien educado”, publicada por el Partido Comunista, y dirigida a sus compatriotas que viajan al extranjero. En los últimos años, la cantidad de turistas chinos allende sus fronteras se ha disparado y el gobierno desea que la gente dé una buena imagen de su nación. Así recomienda, entre otras cosas, no orinar en piscinas públicas ni meterse el dedo en la nariz. También hay consejos adaptados a cada país. En el caso de España, la guía dice que las mujeres deben llevar siempre pendientes, ya que de no ser así, parecería que van desnudas. Ojiplático me he quedado.

"Espera Meng Yun, ¡qué se me olvidan los pendientes!"

















Malentendidos culturales al margen, creo que la intención del artículo no es otra que estigmatizar un poco más a los chinos, centrándose en este caso en sus modales. A decir verdad, después de un tiempo viviendo y viajando en China, sí que he visto casos de turistas muy maleducados y cafres, pero como en todas partes. Por cada turista que mete la pata (no hablo de detalles como el dedo en la nariz o el escupir, sino de ensuciar lugares históricos, descuidar el medio ambiente, etc.), hay cientos de personas que se comportan estupendamente y bien podrían dar una lección a más de uno. Salvo casos aislados, como los que comenta la noticia, la mayoría de turistas chinos en el extranjero suelen tener un comportamiento educado y evitan confrontaciones con los nativos. No creo que esté bien generalizar con este tipo de cosas.


Veo bien que el gobierno chino advierta e intente educar a sus ciudadanos a la hora de viajar, especialmente en el extranjero, haciéndoles ver que las costumbres y comportamientos no son los mismas. Esto es algo que yo también hago en cierto modo con mis estudiantes antes de que se vayan a España a estudiar. Me pregunto por qué no hace lo mismo el gobierno inglés con sus educados súbditos que cada verano pueblan las costas españolas. O también el gobierno de Dinamarca, advirtiendo a sus conciudadanos que no se puede orinar en las vías públicas. Sin hablar de esa manada de australianos que cada año se reunen en Vang Vieng (Laos), para ponerse ciegos de todo y pasearse medio en bolas entre monasterios budistas. 


















Mirad que gran ejemplo de civilización nos ofrecen en este vídeo los hijos de la Gran Bretaña:



Por supuesto, nosotros, los españolitos, no estamos exentos de crítica. Conozco historias, vividas en primera persona, de compatriotas viajando en el extranjero que harían enrojecer de vergüenza a más de uno (el que se orinó en la puerta de la embajada de Suecia en Vilnius, ¿me está leyendo?). Pero el primero que debería aprender sobre modales en otros países, es nuestro querido presidente, Mariano Rajoy, que estos días ha estado de visita por aquí cerquita, en Japón, y pasó de inclinarse ante el emperador como indica el protocolo. Ahí, dando ejemplo a la nación.


















En definitiva, que por desgracia, idiotas hay en todas partes y no nos vamos a escapar de ellos, por muchas guías de buenos modales que se publiquen. Espero que en el futuro se vayan desechando estas malas maneras (ya se percibe cierto cambio entre las nuevas generaciones al menos) y, al mismo tiempo, seamos un poco más tolerante con el que viene de fuera. Que igual que yo no miro a los españoles que vienen aquí como corruptos que ven programas del corazón y les gustan los toros, tampoco se debería evaluar a un grupo de gente (en este caso, los chinos), a partir de casos aislados.

“Uno puede ocultar a un asesino, pero no se puede esconder la mala educación.”

Algo de léxico
generalizar: 笼统概括 (lóngtǒnggàikuò)
maleducado, rudo: 无礼 (wúlǐ)
civismo: 公民精神 (gōngmín jīngshén)
tolerancia: 宽容 (kuānróng)



jueves, 26 de septiembre de 2013

Wuhan, la ciudad sobre ríos

La semana pasada se celebró en China el festival de Medio Otoño, con sus pastelillos, su luna llena y sus treinta y dos grados tan otoñales. Aprovechando el día extra de vacaciones, me fui a Wuhan, capital de la provincia de Hubei, en el centro del país. Esta metrópolis a la orilla del río Yangtze, el más largo y caudaloso de China, es el principal centro económico y cultural de la zona, con lugares llenos de historia y rincones por descubrir más allá de sus modernos rascacielos.





La visita a Wuhan no habría sido igual de satisfactoria sin la compañía de mi anfitriona, Aria, de Couchsurfing, que me guío como nadie por algunos de los puntos más conocidos y pintorescos de su ciudad. Nada más empezar el primer día de viaje, me llevó a desayunar a Hubuxiang (户部巷), un conglomerado de calles con multitud de puestos callejeros de comida, donde degustar las delicias locales. El plato estrella se llama reganmian (热干面), unos fideos revueltos con salsa de cacahuete y aderezados con sésamo y otras especias.


Reganmian y un cubilete de jiaozi


Para bajar la pringue matutina, nos dimos un paseo por la calle Tanhualin (昙花林), famosa por la arquitectura de sus edificios, algunos de ellos antiguos consulados y embajadas. Es una zona bastante bohemia, con originales y coloridos salones de té y cafeterías, que le dan un toque muy especial. El lugar ideal para refugiarse del sol, que ya empezaba a pegar con fuerza.




































Uno de los acontecimientos históricos más importantes de la historia moderna de China, tuvo lugar en Wuhan en octubre de 1911. Se le conoce como el levantamiento de Wuchang, liderado por Sun Yat-Sen, y fue el inicio de la llamada Revolución Xinhai que a la postre acabaría derrocando a la última dinastía imperial, los Qing. Hoy día es posible visitar la Cámara Roja, donde se firmó el edicto que puso fin a dos milenios de feudalismo.



El segundo día de mi visita, Aria estaba algo liadilla y no me pudo acompañar. Por suerte, yo conocía a una ex-compañera de trabajo que no dudó en venir y hacer de cicerone, junto a una amiga (la cual resultó ser policía, fíjate tú). La mañana la pasamos recorriendo las salas del Museo Provincial de Hubei, en cuyas galerías se exponen piezas de cerámica, armamento, cráneos humanos y otros restos arqueológicos. La joya del recinto es, sin duda, el conjunto de campanas del marqués Yi, encontradas en su mausoleo, que datan del 433 A.C. Al final de la visita, asistimos a un pequeño concierto donde se tocan estos y otros instrumentos tradicionales chinos.








Por la tarde visitamos la principal atracción turística de Wuhan, que no es otra que la Torre de la Grulla Amarilla (黄鹤楼 Huanghelou). Según la leyenda, se levantó en honor de un inmortal que utilizaba una grulla como vehículo. Desde el año 223 hasta ahora ha sufrido diversas reconstrucciones. Prácticamente nada se conserva del edificio original, pero al menos se ha mantenido el mismo diseño. Desde sus terrazas se pueden admirar las mejores vistas de la ciudad, incluyendo el río Yangtze.

Vista del lado Este



























Y el lado Oeste



Interior de la pagoda












































































Poco antes del atardecer, a mi amiga se le ocurrió la idea de cruzar el conocido como “Primer puente del Yangtze”, construido en 1957 y que cubre una distancia de 1600 metros de largo. En su parte superior hay una carretera y debajo una vía de tren. Una pasada de sitio, no recomendado si sufrís de vértigo.




De todas las buenas impresiones que me dejó este viaje, me quedo con el hecho de haber recuperado ese entusiasmo e interés por viajar en China. En los dos últimos años había ido perdiendo algo de ganas, en parte porque me centraba demasiado en los factores negativos (especialmente las aglomeraciones) y casi todo me parecía haberlo visto ya antes. Pero ahora parece que he vuelto a animarme. Eso sí, en las próximas vacaciones del Día Nacional me decantaré por quedarme en Shaoxing. Los tickets de tren a casi cualquier parte hace tiempo que se vendieron, el coste de los vuelos y hoteles se dispara esos días y me viene bien algo de relax después del estrés de las primeras semanas de clase. Para los que decidan pegarse un viajecito la próxima semana, que lo paséis muy bien, como mínimo no os sentiréis solos en ningún momento.


Las olas del río Yangtze que vienen detrás, guían a las de delante.” (Cada nueva generación que aparece, acaba guiando a la que le precede).

Un poco de léxico
Yangtze: 长江 (Chángjiāng) (Literalmente, “río largo”)
revolución: 革命 (gémìng)
puente: (qiáo)
grulla: ()