viernes, 15 de junio de 2012

Abajo el telón

Se acabó lo que se daba. Tras haber terminar de corregir los exámenes y dejar listo el pertinente papeleo, incluyendo los dichosos sellitos que no sirven para nada que tanto les gustan a nuestros queridos líderes, ya puedo decir que estoy oficialmente de vacaciones. Concluye pues mi segundo curso académico en China, un año ajetreado, de nuevo con momentos geniales irrepetibles, y otros que me han fastidiado bastante. En general, ha sido el curso de la consolidación y perfeccionamiento del chino, lo que al mismo tiempo me ha permitido sentirme más y más integrado en esta cultura, tomándome con mucha más calma cosas que antes me estresaban bastante. Por supuesto, no digo que he llegado al nivel de “Adoro este país”, pero si que cada vez veo más probable la opción de quedarme aquí, si no para siempre, por un tiempo muy largo.


Hasta que me salga el arroz por las orejas

En este curso he llegado a un nivel avanzado de “chinificación” asimilando y entendiendo costumbres locales como propias, y descubriendo aspectos de esta cultura que nunca deja de sorprenderme. Así, por ejemplo, me he adentrado en el mundo del taichi, el cual sigo practicando cada mañana, me he pasado al agua caliente en lugar del café, y he experimentado las bondades del masaje chino. Uno de estos días me veréis haciendo bailes callejeros y andando hacia atrás.



De salidas y excursiones, tras un memorable prólogo en Beijing , la cosa no ha estado tan animada como el primer año. Esta vez, dejando aparte el paréntesis invernal, me he visto sin apenas tiempo para pegarme un viajecito en condiciones. Ha habido momentos en los que sentía que un lunes empalmaba con el siguiente, casi sin tregua, especialmente durante el primer semestre. El volumen de horas lectivas no ha variado en absoluto, pero si que he incrementado el número de actividades, digamos “extra-académicas”, dándolo todo en el gimnasio (ya saco bola pero sigo con panza cervecera), devanándome los sesos con el chino y el ruso, y dejando constancia de todo ello en el blog, aunque seguramente habréis notado un descenso en el número de entradas. Que le vamos a hacer.


Sudando lo que no está escrito en las prácticas de caligrafía.

Como comentaba al principio, ha habido momentos de bajón, como no, que me han hecho a veces perder un poco el norte, pero por suerte, estos últimos días están siendo bastante positivos. Por un lado está la posibilidad casi del 100% de poderme al fin cambiar de lugar de trabajo, aunque esto no sería hasta enero de 2013. Lo curioso es que la oferta me ha llegado a través de una lectora del blog a la que desde aquí le vuelvo agradecer todo lo que está haciendo por mí. Espero que la cosa prospere, de verdad lo deseo. Y para no trastabillar mucho la historia y seguir la costumbre, os digo que este año también me voy de vacaciones habiendo comenzado una nueva relación con una persona, con la que esta vez si que tengo la sensación de que podría hacerme sentar la cabeza. Si, que ya habré dicho estás palabras cientos de veces (soy lo peor, ya lo sé), pero esta vez si que lo veo claro, en serio. Pase lo que pase, lo seguro es que volveré a empezar el siguiente curso con nuevas ilusiones, y que la China sigue enganchándome cada vez más si cabe. Os agradezco a todos los que me habéis estado leyendo desde el principio, y a los que os habéis ido enganchando durante este año, el estar ahí. Espero poder continuar con esto una temporada más, aportando mi granito de arena al entendimiento del mundo chino.

¡Nos vemos en septiembre!





Cuanto más dure la noche, más sueños tendremos.


Algo de léxico:
año académico: 学年 [xuénián]
despedida: 告别 [gàobié]
tener vacaciones: 放假 [fàngjià]
vacaciones de verano: 暑假 [shǔjià]
fin de curso: 结业 [jiéyè]
regresar a casa: 回家 [huíjiā]

martes, 5 de junio de 2012

Ningbo, ¿la tierra prometida?



Este curso académico no ha sido muy pródigo en viajes y excursiones. Aparte de aquel puente en Wuyuan el pasado octubre, y las vacaciones de invierno , apenas he salido de Shaoxing. Ya tenia ganas de una escapada de fin de semana, así que me planté en Ningbo, a unas dos horas de tren, donde visité a mi amigo Alfonso, al que no veía desde hace un año, aquella vez en Zhoushan. La ciudad me fascinó por varios motivos, entre ellos por su gran oferta de ocio y cultural, su animada vida nocturna, su comida, la gente (por lo que vi, algo más abierta y tolerante con los extranjeros que otras ciudades), y por ser uno de los lugares más limpios que he visto desde que estoy en China. En definitiva, un lugar el cual me lamento de no haberlo descubierto antes y que no dudo en volver a visitar.




Antigua iglesia católica


Lago de la Luna (月湖, yuè hú)


Torre del Tambor (鼓楼,gǔlóu)


Zona comercial en 城隍庙 (chénghuángmiào)

Son muchos los lugares de interés que esconde Ningbo y poco el tiempo del que disponía para poder verlos todos, así que, tras una primera noche de farra, empecé mi paseo del sábado visitando el que quizás sea el principal atractivo turístico de la ciudad: el pabellón de Tianyi (天一阁, tiān yī gé), el cual se considera la biblioteca privada más antigua que existe en China. El edificio está compuesto de diversos pabellones conectados por corredores, en los que se conservan parte de las existencias literarias de su propietario y fundador, Fan Qin.. El lugar no solo es interesante por su importancia histórica sino que también acoge elegantes patios y jardines que invitan a relajarse y disfrutar del ambiente.









Aparte de visitas culturales, disfrute como un loco de las delicias culinarias que se pueden degustar en Ningbo. Debido a su proximidad al mar, el producto estrella es el marisco, el cual se puede encontrar en cualquier restaurante a buen precio, muy fresco y delicioso. Para los amantes de la comida callejera, existe una especie de mercado llamado 老庙小吃 (lǎo miào xiǎochī), con puestos donde se puede encontrar una variada oferta de “tapas” y pinchos de pescado y marisco, además de los clásicos baozi, jiaozi, tallarines y demás. También es de destacar la marcha nocturna que existe en Ningbo, con bares repletos cualquier día de la semana. Yo estuve en algunos de la zona conocida como Waitan (外滩), frecuentada mayormente por extranjeros, nada que ver con lo que se suele ver en cualquier pub de Shaoxing.








Una de las calles de Waitan

Fue breve pero intenso. Ningbo ya era uno de los lugares que tenía en mente en el caso de cambiar de ciudad, y tras esta visita se ha convertido en uno de los favoritos, junto a Beijing y Hangzhou. Espero que el próximo semestre tenga más suerte que éste a la hora de encontrar trabajo, y pueda hacer este deseo realidad.

Os informo que quizás esta sea la última entrada escrita en suelo chino en este curso académico. A pesar de haber ya acabado casi las clases, aún me quedan los exámenes finales y la posterior corrección, aparte de un par de visitas durante las próximas dos semanas y despedidas y tramites de última hora varios. Para cuando tenga un rato libre ya estaré comiendo salmorejo.

Algo de léxico:
El nombre de Ningbo está formado por los caracteres 宁 [níng], que significa “tranquilo”, y 波 [bō], que quiere decir “ola”.
viajar: 旅行 (lǚxíng)
excursión: 游览 (yóulǎn)
tiempo libre: 空闲时间 (kòngxián shíjiān)
marisco: 海味 (hǎiwèi)


"La vida se domina sonriendo, o no se domina."