Una de las novedades esta temporada en mi rutina semanal es el haberme apuntado a un gimnasio, al cual suelo ir 4 o 5 veces a la semana. El motivo principal es el de no perder la forma, y mejorar mi salud, tanto física como anímica. Con un estilo de vida tendente al sedentarismo (con el lugar de trabajo a tres minutos a pie de mi apartamento) y una dieta donde predomina la comida aceitosa, es necesario prestar mucha atención al cuidado del cuerpo. Aparte, el hecho de ir casi cada día me da pié a salir del campus, ver otra gente y no centrar mi vida enteramente entre estos muros, algo que a la larga acaba cansando.
El gimnasio no es nada del otro mundo pero, para el precio de la suscripción (unos 115 yuanes al mes, alrededor de 11 euros) no está mal. Tiene todos los aparatos necesarios para trabajar todos los grupos musculares y cuenta con algunos “extras”, como mesas de ping pong, billar y ordenadores con conexión a internet (hay peña que va, se enciende un cigarro, se sienta enfrente del ordenador, y ahí se tira toda la tarde). Como en cualquier lugar de China, aquí también se ven algunas peculiaridades, especialmente en el vestuario, ese mundo. Por ejemplo, yo no sé en otras ciudades, pero aquí en Shaoxing la gente no gasta en toallas de baño. En lugar de utilizar éstas, se lleva más coger un secador y expandir aire caliente por todo el cuerpo, especialmente en los bajos. Creo que esto debe tener algún tipo de efecto placentero porque hay algunos que se tiran un buen rato secándose el tema. Un día de estos lo pruebo a ver que tal.
Los armarios tampoco se libran de las supersticiones.
Fotillo para alegrarse la vista de alguna manera, algo es algo.
De momento me está sentando bien el deporte. Me sirve sobre todo para coger carrerilla y llenarme de moral para afrontar las clases de la tarde-noche. Además, es un contexto más donde practicar el chino aunque, aparte de con los dueños del local, apenas interaccionó con nadie más, cada uno va a su rollo, vamos como en cualquier gimnasio. Pero lo que más valoro de todo esto, es que los días se me están pasando volando este semestre. De ánimos no voy nada mal (teniendo en cuenta que al final no me han cogido para lo del barco de Japón), pero hay días en que, por una razón u otra, me dan ganas de cambiar de aires. Toca tener paciencia.
"Si quieres ir rápido, ve solo. Si quieres llegar lejos, ve acompañado"
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