sábado, 15 de octubre de 2011

¡Qué viva Xibanya!

Por segundo año consecutivo, los alumnos del departamento de español organizaron la semana pasada una fiesta especial dedicada al día de la Hispanidad. Al igual que la pasada edición, la velada fue una mezcla de canciones en español y varias actuaciones en chino y otros idiomas. Este año he disfrutado más si cabe que el anterior, más que nada por haber tenido más momentos bizarros. Al hilo de la celebración del día nacional, quisiera dedicar la entrada a algo relacionado con China y España a la vez. Si el curso pasado hablé de la imagen que los estudiantes chinos tienen de los españoles, esta vez he intentado recopilar algunas semejanzas entre éstos últimos y los habitantes del país asiático. Y es que, en el fondo no somos tan diferentes.


A fuerza de presionar, este año han cambiado la foto del p... torero por esta otra


Todo un clásico, que volvió a oirse una vez más

Una cosa de la que me dí cuenta apenas comencé a trabajar aquí, es que a los chinos les va eso de echarse una siestecita al mediodía. Es casi una norma para los estudiantes el terminar de comer y salir pitando hacia el dormitorio a echar una cabezada antes de empezar las clases de la tarde. Aparte, al igual que los españoles, a los chinos les encanta hacer vida en la calle, haga frío o calor. Ellos plantan su silla y su mesa a la intemperie, y a disfrutar, ya sea jugando a las cartas, al mahjong o simplemente viendo la vida pasar. En esto me recuerda mucho a la vida en los pueblos de Andalucia, con esos abueletes jugando al dominó y las marujas sentadas en la puerta, poniendo fino a medio vecindario.


Rozando el lleno también este año


Homenaje al Che Guevara

Como ya comenté en otra entrada, a pesar de ser un pueblo en el que la gran mayoría pasa de religiones, los chinos tienen cientos de supersticiones, algunas de ellas comunes con las de los españoles, como lo de evitar los gatos negros o vestir ropa interior roja para atraer la suerte. En cuanto a malos hábitos, tampoco hay mucha diferencia: los chinos también fuman como carreteros y apenas tiene en cuenta si al de al lado le puede molestar. Además, son igual de cafres al volante (un poco más, quizás).


Susana, mi compi mexicana, a duo con un servidor, cantando "Adelita"


Un estudiante cantando por Lady Gaga, la estrella de la noche

Pero donde más similitudes veo entre españoles y chinos es en el contexto de las comidas. No me refiero al tipo de cocina y productos que se consumen, sino al ritual de comer como acto social. A los chinos les gusta reunirse en grupos para jalar en un restaurante, pidiendo diversas raciones, y todos comen de todos los platos. Eso del plato individual no se estila mucho. Otra característica habitual es el alboroto que forman cuando se juntan alrededor de una mesa. Dicen que los españoles hablamos muy alto, pero los chinos no les van a la zaga.


Y además comen churros

Dejando a un lado lo verosímil y congruentes que puedan resultar estas semejanzas, lo que si es cierto es que cuanto más tiempo pasa uno en un lugar, menos extrañas suelen parecer algunas conductas. Uno tiende a percibir las cosas de forma más natural y quizás sea eso lo que facilite encontrar ciertos parecidos, imposibles de encontrar a priori, sobre todo cuando uno va con ese pensamiento estereotipado de que China es otro mundo, que son tan diferentes, tan alejados a “lo nuestro”. Nada más lejos de la realidad, al final uno aprende a encontrar círculos en los cuadrados y viceversa.



"Cuando el ojo no está bloqueado, el resultado es la visión. Cuando la mente no está bloqueada, el resultado es la sabiduría, y cuando el espíritu no está bloqueado, el resultado es el amor."

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