lunes, 24 de septiembre de 2012

Marea caqui


La semana pasada, el campus se llenó súbitamente de estudiantes vestidos con indumentaria militar, que desfilaban cantando canciones patrióticas a grito “pelao”. No, no tenía nada que ver con el clima de tensión entre China y Japón de los últimos días. Se trata del entrenamiento militar que los nuevos universitarios reciben al inicio de cada curso académico, algo obligatorio en todo el país, y que por unos días nos brinda imágenes que provocan desde la lástima hasta la risión.











La formación militar de los estudiantes suele durar entre una semana y un mes, y está dentro de los planes de estudio, con lo que se evalúa como una asignatura más. Durante este tiempo, los “reclutas” deben someterse a una férrea disciplina, levantandose a las 5 de la mañana, realizando duros ejercicios físicos, marchando alrededor del campus, y llevando todo el tiempo el uniforme. En ocasiones, estos entrenamientos se hacen fuera del recinto universitario, en campamentos especializados. El objetivo de esta formación no es otro que potenciar el espíritu patriótico de los futuros pilares de la nación, y de paso enseñarles a ser más disciplinados y obedientes.









Lejos de connotaciones políticas, para los estudiantes estos días no son más que una oportunidad para conocer mejor a los que serán sus compañeros durante los años de carrera, en un ambiente que refuerza el compañerismo y la camaradería. A pesar de que pueda resultar duro e incluso traumático para una chavalita recien salida del instituto, ponerse a hacer flexiones bajo el sol, al final los alumnos parece que se lo pasan bien y todo. En cuanto a las influencias en sus ideas patrióticas, desconozco hasta que punto esta formación influye en acrecentarla, ya que estos chavales están más pendientes de su nuevo móvil o de los videojuegos. La mayoría lo ven como un tramite más que hay que pasar, para luego poder dedicarse libremente a sus pasatiempos y olvidarse de toda esa chachara nacionalista.




En fín, me alegro que toda esta semana se haya acabado porque el color caqui me produce nauseas y tanta chavalita gritando “yi, er, yi er” (uno, dos, uno, dos) a las seis de la mañana llega a hacerse exasperante.Ahora me toca encontrarmelos en las aulas, con lo que esta vez si que puedo decir que el curso ha empezado de lleno (hasta ahora no tenía clases con los de primer año). A ver si empiezan con tantas ganas y energías como cuando desfilan.

"La perfección del que imparte órdenes es ser pacífico; del que combate, carecer de cólera; del que quiere vencer, no luchar; del que se sirve de los hombres, ponerse por debajo de ellos."

Un poco de léxico:
entrenamiento militar: 军训 (jūnxùn)
recluta: 新兵 (xīnbīng)
ejército: 军队 (jūnduì)
patriotismo: 爱国主义 (àiguó zhǔyì)

martes, 18 de septiembre de 2012

El soplador de hojas


Entre todos los buenos e interesantes momentos que viví durante mi visita a la región de los tulou, quisiera destacar uno en especial: el encuentro con Ruan Hong Chang (阮宏昌). Este señor, que vive en uno de los tulous que visitamos, es capaz de tocar música a partir de los más variados objetos. El susodicho nos deleitó con una demostración de sus habilidades, las cuales quedan resumidas en el siguiente video:



Por lo que me dijeron, este peculiar virtuoso ha sido galardonado con varios premios en diversos concursos televisivos, y es muy conocido en toda China. Incluso está registrado en el libro Guiness de los records como la persona que toca más instrumentos hechos con láminas delgadas, o algo así.



Toda una celebridad a la que encontramos por casualidad, y que nos alegró la mañana con su actuación y amabilidad. He probado a emularlo con alguna tarjeta u hoja, y lo más que me sale es una especie de sonido agudo, nada que pueda llamarse música. La cosa tiene su mérito.

“La virtud no habita en la soledad: debe tener vecinos.”

Un poco de lexico:

habilidad: 技巧 (jìqiǎo)
virtud: 优点 (yōudiǎn)
soplar: 吹 (chuī)
actuación: 表演 (biǎoyǎn)

martes, 11 de septiembre de 2012

Y de la tierra el tulou



Esta última semana, aprovechando los últimos días de vacaciones, me he dado una vuelta junto a una amiga por la provincia de Fujian. Concretamente hemos visitado el condado de Yongding, la tierra de la etnia hakka. Aparte de por su idílico paisaje, colmado de valles y colinas repletas de plantaciones de té, esta región debe su fama a los tulou (土楼, literalmente “edificio de tierra”), unas singulares construcciones de forma circular con un patio interior, que desde arriba recuerdan a plazas de toros, y que durante siglos han servido de vivienda a los habitantes de esta zona hasta nuestros días. Un fenomenal paraje, patrimonio de la Humanidad, injustamente olvidado por muchos viajeros que visitan China.


Zhencheng Lou


Interior de un tulou


Patio central



En sus origenes, el objetivo del tulou era la defensa del clan del ataque de bandidos y animales salvajes. Para la construcción de los muros exteriores se empleaba una mezcla de tierra y arroz glutinoso, reforzado con astillas de madera. El edificio consta solo de una puerta de acceso. A veces, los tulous más grandes cobijan otros más pequeños, formando círculos concéntricos. Alrededor del patio central se disponen los dormitorios de los habitantes del recinto, así como los almacenes de sus bienes. La cocina y el comedor suelen ser comunales. Aunque aquí en Fujian se encuentran los más conocidos, también es posible encontrar tulous en las provincias de Jiangxi y Guandong.


Chenqi Lou, el tulou más grande


Aldea de Taxia



Para llegar a la región de los tulou, lo más cómodo es partir de Xiamen y desde aquí coger un autobús hasta el pueblo de Hekeng, donde se pueden visitar cuatro de estos edificios, entre ellos Zhencheng Lou. A partir de aquí es posible continuar la ruta en autobús (en algunas zonas hay incluso uno para los turistas que os lleva de un punto a otro por el morro) o bien negociar el precio con algún motorista para que os lleve. Si preguntáis a los lugareños, seguramente os dirán que no hay autobuses, ya que todo el mundo conoce a alguien que vive de llevar a viajeros en moto. Lo más fiable es preguntar a algún policía. Desde Hekeng, el grupo de tulous más cercano es el de Gaobei, donde se halla Chengqi Lou. Otro punto interesante, y quizás el más fotogénico, es el grupo de Tianluokeng, donde pasamos la noche. Antes de llegar, es posible hacer un alto en la aldea Taxia y el pintoresco tulou de Yunchang.


Vista de Tianluokeng


Desde otro ángulo


De noche también tiene su encanto

A pesar de las incomodidades que conllevan la falta de vehículo propio cuando se viaja por zonas rurales, el viaje me encantó. Principalmente por lo a gusto que se está en el campo, con cielos azules de día, y estrellas por la noche, sin contaminación, sin tráfico, sin gente.... bueno, esto no, que turistas chinos hay en todos lados en cualquier momento del año. Sea como sea, me sirvió para coger ánimos antes del inminente comienzo del curso académico, mañana mismo empiezo. ¡A darlo todo!


“No hay que temer que el fuego queme una casa solo se teme a que una persona no tenga aspiraciones.”

(Proverbio hakka)


Algo de lexico:

excursión- 游览 (yóulǎn)
aldea- 村庄 (cūnzhuāng)
campo- 农村 (nóngcūn)
tranquilidad- 宁静 (níngjìng)