domingo, 31 de octubre de 2010

Mi reino por un zapato



Cuando mi querídisimo y estimado compañero y amigo Antonio (principal "culpable" de que ahora me halle donde me hallo) me envió la lista de cosas que debería traerme de España, olvidó mencionar algo bastante importante y que aquí en China es sumamente difícil de encontrar. Estoy hablando del calzado, concretamente de números superiores al 44 europeo. Vale que mi pie no es lo que se dice “chiquito”, pero de ahí a tener que desplazarme a otra ciudad para buscar zapatos me parece exagerado. Las sandalias y zapatillas de deporte son un poco más fáciles de encontrar, pero si uno quiere hacerse con unos buenos zapatos de material de este tamaño, necesita cargarse de paciencia y ganas suficientes para peinarse miles de estanterías, mientras que oye la frase “mei you” (no hay) una y otra vez, hasta dar con unos que le gusten. Una verdadera aventura comparable a la búsqueda del Santo Grial por lo menos.



Al parecer, esta dificultad para encontrar calzado parece ser más propia de las provincias del sur que en las del norte, donde la gente es algo más alta y robusta. Y es que no todos los chinos son tan bajitos como creemos. Yo he llegado a ver ya verdaderos gigantes. Existe una gran cantidad de contrastes a nivel de rasgos físicos en este país, y las diferencias de altura son un buen ejemplo. Pero en general, por lo que he podido descubrir estas semanas, los pies de los chinos son más bien pequeños, y les parece extraño, e incluso cómico a algunos, cuando les digo que calzo un 45. Así que si algún otro "grandullón" tiene pensado venir para acá, que se de por avisado.


Pobre Yao Ming, ahora entiendo porque se piró a EEUU

Finalmente, y una vez recorridas gran parte de las zapaterías de Shaoxing, me planté en Hangzhou, la capital de la provincia, y a la que algún día tengo que volver para hacer un poco de turismo, que lo merece. Al ser una ciudad más grande e importante que en la que habito, supuse que me iba a ser fácil hallar mi preciado anhelo. Iluso de mí, más de lo mismo, “meiyous” por aquí, risitas al enseñarle el pie por allá. Cuando ya estaba al borde del colapso, y planteándome la idea de pedir los zapatos por internet (muchos expatriados recurren a la web de “taobao”), una dependienta me dijo que en la fábrica tenían un par de mi número de unos que me gustaban, y que en una semana podría enviármelos. Dicho esto, le di mi dirección y ayer mismo me llegaron. Helos aquí:



Esta historia de los zapatos, es solo un pequeño ejemplo derivado de un pensamiento que me acosa a cada instante desde que estoy aquí: “¿Por qué todo tiene que ser tan difícil (o más difícil de lo habitual) aquí?”. Creo que mi visión ahora mismo está algo distorsionada por el hecho de no saber el idioma local, lo que dificulta mucho cualquier simple gestión o acto cotidiano. Pero aún pudiendo comunicarme en inglés o en español, cosas tan simples como hacer unas fotocopias para mis estudiantes se convierten en una odisea. Pero bueno, después del paso por la India, creo que ya estoy curado de espantos.

"Si un problema tiene solución, no hace falta preocuparse. Si no tiene solución, preocuparse no sirve de nada."

lunes, 25 de octubre de 2010

Expo liado




Estamos a menos de una semana para que se clausure el evento más sonado en China y que más público ha atraído este año: la exposición universal de Shanghai. Yo acudí hace una semana, aprovechando un viaje organizado de la universidad y motivado especialmente por volver a reencontrarme allí con una vieja amiga lituana, Dasha, que está viajando junto a su marido Arturas por Asia, y que esos días andaba por allí, mira que casualidad. Quedamos en la puerta del pabellón lituano (no podía ser menos) donde, además de volver a saborear el néctar de los dioses, la cerveza Svyturys, nos dieron un pase VIP a cada uno (¿cuántos lituano parlantes han podido visitar este pabellón en lo que va de Expo? ¿14?), con lo que nos ahorramos tener que guardar cola para entrar en los demás. Menos mal, porque con la gente que se presentó ese día (alrededor de 900.000 personas), dudo yo que hubiéramos podido ver mucho.


Exterior del pabellón lituano


India y Arabia Saudi


El inaccesible pabellón chino

A pesar de disponer de tan preciados pases, no entramos a demasiados pabellones. En total solo visitamos seis, a cada cual más surrealista. En general, tengo que decir que me decepcionó bastante el contenido que mostraban, centrado más bien en aspectos comerciales (el pabellón de Filipinas parecía una tienda de souvenirs) que en culturales. En cuanto a la decoración, me gustó el de Rusia, que parecía un decorado de Avatar, aderezado con pantallas que mostraban a niños vestidos como de Teletubbies. No menos bizarra era la muestra de Letonia, donde dos chicos ataviados con monos de motociclistas y un casco volaban dentro de un tubo, propulsados por ráfagas de aire. Muy letón, la verdad.


Mucha florecilla pero poquitas "matryoshkas"


Mira, un letón volando


Pabellón de Pakistán

Uno de los pabellones que más visitantes ha atraído durante esta exposición, ha sido el de España. El exterior estaba muy currado, hecho de mimbre, pero por dentro no es gran cosa. En primer lugar, se entra por un pasillo muy oscuro, donde se proyectan videos en las paredes, desde el Guernica de Picasso hasta un encierro de San Fermín. A continuación, aparece de la nada una bailaora flamenca que ameniza al respetable con 5 minutos de actuación entre tinieblas. Más pantallas insulsas, y para rematar nos encontramos un pedazo de armatoste gigante en forma de bebé, que responde al nombre de “Miguelito”. Fin de la visita. ¿Merece la pena pasarse más de 2 horas en una cola, como hicieron muchos, para esto? Bendito pasaporte, con el que se puede acceder sin esperas. De no ser así, iba a entrar quien yo sé.


Ese tumulto de gente a la izquierda es la cola



Como digo, la afluencia de visitantes ha sido masiva. El record de asistencia se batió el mismo día que fui yo, y tres días después se volvió a superar con más de un millón de almas. Y, como podréis suponer, así no hay quien disfrute. Aparte de tener que esperar colas inhumanas, aún suponiendo que uno pueda acceder a todas partes, era tal la masa de espectadores en algunas zonas, que era prácticamente imposible ver lo que se exponía dentro del pabellón de turno. Sumémosle a esto, las colas en los baños y restaurantes, y la dificultad para pasear sin tropezar con nadie, y se nos quitarán las ganas de ir a otra Expo en la vida (al menos en China).


Que locura


El pabellón más visitado

Concluyendo, el día fue genial por el hecho de coincidir con tan grata compañía lituana y las risas que nos echamos recordando batallitas de otros tiempos, pero lo que es la Expo en sí, quitando el esplendor de algunos pabellones por fuera, apenas encontré nada que me impresionara o me enseñara algo interesante. Nada, que como la Expo 92 ninguna.


Con Dasha y Arturas, sin duda lo mejor de la jornada. Geros keliones draugai!! (buen viaje, amigos!!)

"Quien cede el paso ensancha el camino."

viernes, 22 de octubre de 2010

El pueblo habla

Entre crónicas viajeras y exaltaciones patrióticas varias, no he encontrado hasta hoy un huequecito para tratar la noticia que ha hecho que China esté una vez más en el punto de mira de la opinión pública internacional. Me refiero, como podéis suponer, a la entrega del premio ese que tiene nombre de tabaco, que todos los años conceden unos señores noruegos a una persona o entidad por sus méritos en el ámbito de la paz. Este año, dicho premio ha recaído en un preso político chino, Liu Xiaobo, en prisión por oponerse al gobierno de su país. ¿Provocación hostil por parte de las potencias occidentales o un toque de atención a los dirigentes chinos para que allanen el camino hacia la democracia?



En general, la noticia no ha tenido mucha repercusión en la sociedad china, ya sea por la fuerte censura que ha sufrido la difusión de la información (he leído que hasta bloqueaban mensajes de móvil con el nombre del premiado) o por mera indiferencia. Aún así, he querido investigar y conocer lo que piensan los ciudadanos de a pié sobre este tema. Con mis estudiantes apenas he comentado el asunto, pero si que he conseguido un par de testimonios interesantes por parte de dos compañeras, a la que agradezco enormemente su colaboración.

Una de ellas (vamos a llamarla Xianxin), es una joven de 24 años, algo bisoña en temas políticos según reconoce, pero con las ideas bastante claras acerca de lo que este premio implica. “Lo veo más como un ataque a China que como un gesto de apoyo al proceso democrático. Existen muchos prejuicios e ideas erróneas sobre mi país por parte de los medios occidentales. He leído las opiniones extranjeras y no me parecen justas todas esas críticas. Occidente ve a China como una amenaza”.

A la pregunta de si algún día China avanzará hacia un proceso democrático, Xianxin me responde: “Esta China no es la misma que la de los años de Mao. Hay más tolerancia en las opiniones, y el culto a la personalidad ha desaparecido. No se puede comparar con el comunismo que existe en Corea del Norte, por ejemplo. Estamos en plena evolución política y creo que algún día daremos el paso hacia la democracia. Espero que Occidente sea menos exigente y nos de un espacio”.



Por su parte, Jing, una mujer de mediana edad me cuenta: “Me parece que este comité casi siempre quiere entregar el premio a personas en contra de sus gobiernos, y que apoyan la división territorial. Es todo un instrumento político para provocar la inestabilidad de dichos gobiernos. Ya ocurrió algo parecido con el Dalai Lama en 1989”.

En cuanto a que si el premio iba a variar el trato a los disidentes por parte del gobierno chino, me contesta: “Creo que el gobierno no va a cambiar su política, al menos no a corto plazo. ¿Cambiaría Estados Unidos su política imperialista si los demás países lo pidieran? Me parece que no. Entonces, no pienso que nuestros gobernantes hagan lo propio en relación al comunismo”.

Sobre la libertad de expresión, Jing opina que la situación ha cambiado enormente en relación a años pasados. “Cuando yo era joven, la gente no se atrevía a decir nada. Ahora se puede hablar de casi todo, aunque hay ciertos terrenos en los que se prefiere no entrar, tal y como pasa también en otros países del mundo, como en España con la monarquía, por ejemplo.”

Finalmente concluye: “Creo que los occidentales no conocen bien la situación actual en China, ni su cultura e historia. Llegar a ser un país unificado y tan poderoso no ha sido fácil, y creo que sin el comunismo esto no hubiera sido posible”.



No me quiere extender mucho más en este tema. Simplemente quería mostraros un par de opiniones locales, para que vosotros mismos reflexionéis sobre cual es la verdadera situación, y analicéis críticamente lo que nos están intentando vender. No soy para nada partidario de los gobiernos totalitarios que coartan la libertad de expresión, pero también creo que se le está dando demasiada caña a China, más por temor a que llegue a ser la principal potencia económica mundial que por otra cosa. Por otra parte, no digo que Liu no se mereciera el premio, pero habría preferido que se lo hubieran otorgado este a Vicente Ferrer, ese hombre si que se lo curró. Otra vez será.

“Cuando el dinero habla, la verdad calla.”

martes, 19 de octubre de 2010

Flamenco, toros, paella...


Entrada del rincón del español de la universidad

Hace una semana, con motivo del 12 de octubre, fiesta nacional española, los alumnos de español organizaron una gala para conmemorar dicha fecha. En el evento, estudiantes y profesores representaron diversas actuaciones relacionados con lo hispano, desde coreografías hasta recitales de poesía. Todo salió de maravilla, sobre todo si tenemos en cuenta la premura con la que prepararon todo. Al mismo tiempo, me he dedicado durante estos días a realizar una pequeña encuesta entre los alumnos para indagar en sus conocimientos sobre Xipanya (España en chino) y sus gentes. Por supuesto, los resultados no pueden ser extrapolables por diferentes motivos, pero al menos me dan una ligera idea sobre la visión que tienen los chinos sobre nosotros. A continuación repasaré lo que ha dado de sí este pequeño estudio sintetizado en cuatro preguntas, amenizado por algunas de las mejores fotos de la velada de marras.



1- ¿Qué sabes de España?
Tal y como esperaba, en las respuestas a esta cuestión, han ido apareciendo los principales tópicos por los que somos conocidos hasta en Vanuatu. Es decir, las corridas de toros, el flamenco, la comida (en especial, la paella) y el fútbol. En cuanto a datos generales, la mayoría sabe nuestra situación geográfica, la capital y algunas otras ciudades, como Barcelona, Valencia o Sevilla. Entre las respuestas anecdóticas, una persona ha calificado a Andalucía como su centro político, y dos han señalado que es muy típico “excitar al toro”.


Nieves bordando todo un temazo

2- Dime tres personajes famosos españoles.
El español más universal de todos los tiempos, Miguel de Cervantes, ha sido el personaje que más veces ha sido mencionado, con una diferencia abrumadora sobre los siguientes en el ranking, entre los que se hallan Picasso, Goya, Penélope Cruz y Raúl González, antaño estrella del fútbol patrio. También destaca la presencia de otros astros del deporte, como Pau Gasol, Rafael Nadal y Xavi. En el apartado político, aparece el rey entre los más conocidos, así como Zapatero (en dos ocasiones llamado “Zapatos”) y hasta Franco. En la lista también se han colado, con una mención, el poeta chileno Pablo Neruda, Don Quijote y Sancho Panza, Julio Cesar y un tal Pedro Amoxina.


Dando el cante junto a Raúl


Casi llenamos el auditorio

3- ¿Cómo crees que es la gente de España? ¿Qué imagen tienes de los españoles?
Los adjetivos de carácter positivo han predominado en la construcción del estereotipo del español típico. En general, según los estudiantes, los españoles somos muy simpáticos, alegres, amables, entusiastas y llenos de pasión. Físicamente, somos altos, guapos y fuertes. En cuanto a los hábitos, nos encanta cantar, bailar y disfrutar de la vida. Sólo unos pocos han utilizado adjetivos negativos, como perezosos y roñosos. En el apartado de respuestas cachondas, quisiera destacar uno que ha escrito que tenemos la piel amarilla, otro que solemos besarnos en lugares públicos, y dos que han apuntado que tenemos la nariz tiesa.


Alfonso recitando a Neruda

4- ¿Cuál es la última noticia que has visto u oído relacionada con España?
Aquí también ha habido goleada, nunca mejor dicho, ya que la gran mayoría ha señalado la victoria de la selección española en el último mundial de fútbol. Por otro lado, parece ser que la última huelga general del 29 de septiembre también ha tenido cierta repercusión en los noticiarios chinos. También esta vez he podido encontrar notas bizarras, como la noticia sobre cierto concurso de ronquidos, o un hombre encinta. Por lo demás, me he podido enterar de datos tan singulares como el aumento del precio de los tomates y un supuesto aborto de la princesa Leticia.


El elenco de participantes al completo

En definitiva, lejos de pretender ningún estudio sociológico, pienso que la encuesta ha sido bastante interesante para sonsacar las ideas previas que tienen mis estudiantes sobre la cultura que están estudiando, y aprovechar estos resultados como material de debate. Además, me lo he pasado pipa leyendo las respuestas, algunas bastante hilarantes como habéis podido comprobar. Ahora me encantaría también discutir con ellos sobre lo que la gente de España piensa de China y sus habitantes, ¿os gustaría participar en el sondeo? Muchas gracias por anticipado.

"Quien hace una pregunta es ignorante cinco minutos; quien no la hace será siempre ignorante."

jueves, 14 de octubre de 2010

Qingdao, la Baviera China



Situada al este de la provincia de Shandong, a la orilla del mar Amarillo, Qingdao es una moderna y limpia urbe, con numerosos atractivos que hacen que merezca la pena quedarse al menos tres días por allí. Nosotros solo estuvimos dos, pero fueron suficientes para sacudirnos el polvo del camino, refrescarnos y terminar este periplo con muy buen sabor de boca. La ciudad fue administrada por los alemanes durante 16 años, a finales del siglo XIX. El legado germano aún se puede apreciar en algunas zonas en la arquitectura de sus edificios, en armonía con otros más modernos. Sus elegantes avenidas, limpios parques, su fresca brisa marina, su excelente comida y una animada vida nocturna, hacen de Qingdao una de las ciudades más habitables de China.


Estación de tren





Entre los monumentos importantes a destacar, se encuentran dos iglesias: una católica y otra luterana. La primera, la de San Miguel, está emplazada encima de una colina, cerca de Zhongsan Lu, la principal avenida comercial. Me sorprendió la cantidad de parejas con trajes de boda que se arremolinaban a las puertas del templo para hacer su sesión fotográfica, adoptando las poses más cursis y pastelosas que se puedan imaginar. La otra iglesia fue construida por los alemanes en 1910, y en ella es posible acceder a la torre del reloj. Para ambas iglesias era necesario pagar para entrar, algo verdaderamente inadmisible, así que me limité a observar su exterior.


Iglesia de San Miguel




A la izquierda, la clásica pose del cinco



Pero si por algo me gustó Qingdao, fue por su paseo marítimo y su playa. Nosotros solo estuvimos dando vueltas por la número 6, pero en realidad hay cinco playas más. Aquí presenciamos con curiosidad las costumbres playeras de los chinos, vestidos con el traje de los domingos y metiéndose en el agua con los pantalones arremangados. Unos pocos se atrevían a darse un chapuzón, todos hombres por supuesto, ni un bikini, ni siquiera un bañador de esos de los años 20, que triste. En la misma playa se halla el pabellón octogonal de Huilan, al final del Zhan Qiao (puente de Zhan), una especie de muelle, abarrotado durante todo el día por turistas chinos, algunos más interesados en hacernos fotos a nosotros que a la bahía.







Siendo una ciudad costera, era de esperar que las especialidades gastronómicas locales estuvieran basadas en las delicias marinas. Hay multitud de puestos de marisco y pescado distribuidos por toda la ciudad. También existen varios establecimientos donde venden pescado seco de todo tipo, un aperitivo muy popular por estos lares. Todo está delicioso y a muy buen precio, aunque se recomienda asegurarse bien del coste final, especialmente en los puestos callejeros.





Los alemanes dejaron en Qingdao importantes edificios, instalaron el tendido eléctrico, construyeron el ferrocarril y la estación de trenes, y fundaron en 1903 uno de los emblemas más famosos de toda la provincia de Shandong: la fábrica de cervezas Tsingtao, considerada la mejor cerveza de China. Dentro de la factoría se puede visitar un museo, en el que se cuenta su historia y como se hacía la cerveza a finales del siglo XIX, y también observar una planta de producción y embotellamiento actual. Al final del recorrido nos dieron una degustación que consistía en una caña y una bolsita de cacahuetes, todo un detalle.





Aparte de playas, callejuelas y construcciones con sabor teutón, Qingdao cuenta con parques muy bien cuidados donde dar un agradable paseo. Nosotros estuvimos, pero muy brevemente, en el de Zhongshan, el más grande de la ciudad, que incluye un deprimente zoológico. Más pequeño, pero más interesante, por sus vistas y su entorno, es el parque de Xinhaoshan, enfrente de la bahía de Qingdao. A pesar de su excelente emplazamiento, no es nada fácil encontrar el camino hasta el mismo.





Y llegó el momento de concluir el viaje y volver a Shaoxing, con lástima porque nos hubiera gustado quedarnos algún día disfrutando de una ciudad tan agradable como Qingdao, pero satisfechos por la experiencia vivida a lo largo de este viaje, el primero(salvando la visita relámpago de Nanjing) de la que espero sea una larga lista en China.

Desde el regreso hasta hoy, los días siguen pasando muy deprisa y se me acumula el trabajo bloguero. Aún tengo pendiente una entrada especial dedicada a las reacciones generadas tras la entrega del premio nobel de la paz, y a la fiesta de la Hispanidad, aparte de la visita a la Expo de Shanghai mañana mismo. Manténgase atentos pues y ténganme paciencia. ¡Un saludo!

“No satisfagáis jamás hasta la saciedad vuestros deseos; así os proporcionaréis placeres nuevos."

domingo, 10 de octubre de 2010

Zhujiayu, el sabor de lo auténtico



Huyendo de las hordas de turistas y el tumulto propio de unas vacaciones que movilizan a casi todo el país, decidimos hacer una parada en Zhujiayu, una remota aldea cerca de la ciudad de Ji´nan. Un paraje rodeado de paisajes bucólicos, ideal para conocer esa China rural y tradicional, que intenta mantenerse al margen del acelerado progreso. La llegada al pueblo prometía, en plena noche estrellada, sin apenas gente en las calles (totalmente empedradas y sin asfalto) ni luces que las alumbraran. Pero, ya a la mañana siguiente pudimos comprobar que tan siquiera rincones perdidos como este escapan al turismo local, aunque el barullo no era ni mucho menos como en Qufu.





Para empezar a explorar Zhujiayu, subimos hasta el pabellón de Kuixing, un pequeño templo budista (aunque con elementos confucionistas)desde cuya terraza se divisan unas vistas buenísimas de la aldea y las colinas entre las que se halla. Otro punto importante de interés es la escuela primaria de Shanyin, cuyas salas se usan para exposiciones de objetos artesanales y herramientas tradicionales para trabajar el campo.




Interior de una de las salas del templo


Puerta principal de la escuela

Pero lo más atractivo del pueblo no son tanto sus edificios como el ambiente de tranquilidad (alterado de cuando en cuando por los grupos de visitantes) que se respira paseando por sus callejuelas. Además, quitando algún que otro vendedor ambulante insistente, la gente es muy afable y sencilla y, a pesar de las barreras idiomáticas, pudimos sentir su cordialidad y hospitalidad con el extranjero. Pero esto es algo que, por lo que llevo visto y oído, creo que se da en toda China, al menos en las zonas rurales como esta.









Uno de los momentos cumbres del día fue cuando nos detuvimos en una tasca a degustar las especialidades culinarias locales. La tapa estrella eran los escorpiones fritos, un manjar delicioso, “bocatto di cardinale”. El sabor me recordó al del pollo frito (que curioso, todos los platos raros acaban sabiendo a pollo). No contentos con la ración de arácnidos, pedimos otra, pero esta vez de saltamontes, algo más jugosos que los anteriores pero un poco más insulsos.




Que me perdonen los vegetarianos


No imagináis lo bien que entra esto con una “Lao Shan” bien fresquita


Nos ofrecieron una mantis religiosa de postre, pero estábamos ya muy llenos, así que pasamos

La visita a Zhujiayu nos dio para una mañana y poco más. Se estaba muy a gustito allí, pero teníamos ganas de seguir descubriendo Shandong, así que cogimos un tren rumbo a Qingdao, tercera y última parada de un viaje que quedará para el recuerdo.


"Busca una luz en lugar de estar maldiciendo eternamente la oscuridad"