jueves, 14 de octubre de 2010

Qingdao, la Baviera China



Situada al este de la provincia de Shandong, a la orilla del mar Amarillo, Qingdao es una moderna y limpia urbe, con numerosos atractivos que hacen que merezca la pena quedarse al menos tres días por allí. Nosotros solo estuvimos dos, pero fueron suficientes para sacudirnos el polvo del camino, refrescarnos y terminar este periplo con muy buen sabor de boca. La ciudad fue administrada por los alemanes durante 16 años, a finales del siglo XIX. El legado germano aún se puede apreciar en algunas zonas en la arquitectura de sus edificios, en armonía con otros más modernos. Sus elegantes avenidas, limpios parques, su fresca brisa marina, su excelente comida y una animada vida nocturna, hacen de Qingdao una de las ciudades más habitables de China.


Estación de tren





Entre los monumentos importantes a destacar, se encuentran dos iglesias: una católica y otra luterana. La primera, la de San Miguel, está emplazada encima de una colina, cerca de Zhongsan Lu, la principal avenida comercial. Me sorprendió la cantidad de parejas con trajes de boda que se arremolinaban a las puertas del templo para hacer su sesión fotográfica, adoptando las poses más cursis y pastelosas que se puedan imaginar. La otra iglesia fue construida por los alemanes en 1910, y en ella es posible acceder a la torre del reloj. Para ambas iglesias era necesario pagar para entrar, algo verdaderamente inadmisible, así que me limité a observar su exterior.


Iglesia de San Miguel




A la izquierda, la clásica pose del cinco



Pero si por algo me gustó Qingdao, fue por su paseo marítimo y su playa. Nosotros solo estuvimos dando vueltas por la número 6, pero en realidad hay cinco playas más. Aquí presenciamos con curiosidad las costumbres playeras de los chinos, vestidos con el traje de los domingos y metiéndose en el agua con los pantalones arremangados. Unos pocos se atrevían a darse un chapuzón, todos hombres por supuesto, ni un bikini, ni siquiera un bañador de esos de los años 20, que triste. En la misma playa se halla el pabellón octogonal de Huilan, al final del Zhan Qiao (puente de Zhan), una especie de muelle, abarrotado durante todo el día por turistas chinos, algunos más interesados en hacernos fotos a nosotros que a la bahía.







Siendo una ciudad costera, era de esperar que las especialidades gastronómicas locales estuvieran basadas en las delicias marinas. Hay multitud de puestos de marisco y pescado distribuidos por toda la ciudad. También existen varios establecimientos donde venden pescado seco de todo tipo, un aperitivo muy popular por estos lares. Todo está delicioso y a muy buen precio, aunque se recomienda asegurarse bien del coste final, especialmente en los puestos callejeros.





Los alemanes dejaron en Qingdao importantes edificios, instalaron el tendido eléctrico, construyeron el ferrocarril y la estación de trenes, y fundaron en 1903 uno de los emblemas más famosos de toda la provincia de Shandong: la fábrica de cervezas Tsingtao, considerada la mejor cerveza de China. Dentro de la factoría se puede visitar un museo, en el que se cuenta su historia y como se hacía la cerveza a finales del siglo XIX, y también observar una planta de producción y embotellamiento actual. Al final del recorrido nos dieron una degustación que consistía en una caña y una bolsita de cacahuetes, todo un detalle.





Aparte de playas, callejuelas y construcciones con sabor teutón, Qingdao cuenta con parques muy bien cuidados donde dar un agradable paseo. Nosotros estuvimos, pero muy brevemente, en el de Zhongshan, el más grande de la ciudad, que incluye un deprimente zoológico. Más pequeño, pero más interesante, por sus vistas y su entorno, es el parque de Xinhaoshan, enfrente de la bahía de Qingdao. A pesar de su excelente emplazamiento, no es nada fácil encontrar el camino hasta el mismo.





Y llegó el momento de concluir el viaje y volver a Shaoxing, con lástima porque nos hubiera gustado quedarnos algún día disfrutando de una ciudad tan agradable como Qingdao, pero satisfechos por la experiencia vivida a lo largo de este viaje, el primero(salvando la visita relámpago de Nanjing) de la que espero sea una larga lista en China.

Desde el regreso hasta hoy, los días siguen pasando muy deprisa y se me acumula el trabajo bloguero. Aún tengo pendiente una entrada especial dedicada a las reacciones generadas tras la entrega del premio nobel de la paz, y a la fiesta de la Hispanidad, aparte de la visita a la Expo de Shanghai mañana mismo. Manténgase atentos pues y ténganme paciencia. ¡Un saludo!

“No satisfagáis jamás hasta la saciedad vuestros deseos; así os proporcionaréis placeres nuevos."

7 comentarios:

  1. Preciosa Qingdao, Paco. Pescaíto, playa y cerveza ¿se puede pedir más?.

    Ha molado lo de la postura del 5 XD

    Víctor.

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  2. Impresionante entrada, te superas en cada una de ellas

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  3. ese pescaito tiene mucha mejor pinta que los escorpiones, donde va a parar??? te veo de lujo, y aun te quedan entradas si, como contar como es una noche de discotecas por china, con su gente friki, que dijiste que merecia una entrada aparte

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  4. Que buena pinta tiene, el cielo es increible, no recuerdo haberlo visto asi cuando estuvimos en ningun dia de todos. Que envidia.

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  5. Pakooooo!!!

    Te tienen que dar un programa de viajes donde sea pero ya!!!

    (ajems, pero necesitas un compañero pal programa y ese lo mismo soy yo, pa cuando te lo den en canal sur! ;P)

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  6. Ese jahime travestido!! :) Lo del programa es uno de mis sueños, la versión española de Ian Wright. Petición popular ya!!

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