lunes, 30 de diciembre de 2013

Un año más

Se acabó, finito, caput. Después de una semana de cenas y encuentros navideños, me preparo ahora para festejar otra Nochevieja, la cuarta consecutiva que celebraré en China, en esta ocasión en Ningbo. Termino este año 2013 con mejor humor y más relajado que el anterior, aunque ha sido bastante similar en cuanto a eventos se refiere. También esta vez he intentado cambiar de trabajo sin éxito, he comenzado y finalizado una relación con una chica china, he pasado un nivel más de mandarín, y tampoco han faltado los grandes viajes. En especial, quisiera destacar el que hice por Myanmar durante las vacaciones de invierno. De aquí salió un blog, el cual hizo que me tirara casi un semestre sin actualizar este. Fue sin duda la experiencia más grata y maravillosa de este año, y gracias a ella pude afrontar el resto del curso con mejor humor y optimismo.

Y además me reencontré con Lucia, ¿qué más se puede pedir?


Al regreso del periplo birmano, al tiempo que relataba la experiencia, realizaba un curso para profesores de español online, y preparaba el examen de chino, no dejaba de enviar currículos a toda China y parte del extranjero. Al final, después de un par de ofertas que no me convencieron, no tuve más remedio que renovar por un curso más. A la decisión final de quedarme contribuyeron dos factores importantes. Por un lado, me ofrecían, por fin, un alojamiento decente, con cocina incluida. Por otra parte, acababa de comenzar una relación con una chavala, con la que llevaba de tonteo desde que regresé de Myanmar (nos habíamos conocido mismamente en el aeropuerto), y tenía la impresión de que esta vez si podía ser la buena. Regresé a España en verano con tranquilidad y muchas expectativas puestas a la vuelta en septiembre. De ese último semestre, destaco sobre todo la experiencia del festival decortometrajes con los alumnos y la peliculilla que hice con unos colegas, con cameos a lo Torrente. De lo más divertido que he podido hacer desde que estoy en China.
























Tras un verano, en el que concluí el curso para profesores, me reencontré con grandes amigos, estuve por Rumanía y asistí a una entrañable boda, regresé con ilusión a Shaoxing, con ganas de estrenar mi nuevo hogar. La verdad que, contando hasta el día de hoy, ha supuesto un cambio muy positivo. A pesar de que está bastante lejos (unos 45 minutos en autobús) y retirado de todo, el tener la oportunidad de poder cocinarme lo que yo quiera, e invitar gente a casa, es algo que no tiene precio. Mi calidad de vida ha mejorado en muchos aspectos. Pero como no todo pueden ser alegrías, a principios de noviembre llegó un nuevo palo. La chica con la que había empezado una relación en junio decidía cerrar su empresa y marcharse a otra ciudad, a 1500 kilómetros de distancia, lo que prácticamente significaba el final. Aparte, durante el último mes apenas teníamos tiempo para vernos, con lo que su marcha tampoco me afectó gravemente. Después de esto, he vuelto a perder el interés en cualquier relación de pareja con chinas, y mi cabeza está ahora más fuera que dentro de este país.

Volver a cocinar paellas siempre es un puntazo















En Wuhan, otro buen viaje este año





































He pasado pues unos días, entre noviembre y diciembre, con el ánimo algo bajo, pero ya parece que me siento más animado y, como digo, acabo el año contento y con la ilusión puesta en el que entra, bastante especial. En enero se cumplen 10 años de la primera vez que salí de España, con aquella aventura fregando platos en un hotel en Irlanda. Para conmemorar la efemérides, quisiera empezar a escribir un libro que resuma una década de viajes y experiencias en el extranjero, a ver que me sale. Aparte, quien sabe si este será el último año en China (a pesar de que no faltan razones para continuar). Tengo muchas ganas de pegar el salto a América Latina, así que no descarto comenzar algo pronto por allá, ya se irá viendo.

Me despido ya de 2013, agradeciendo a todos los que habéis continuado siguiendo el blog el haber estado pendientes, y perdonad si este año no he escrito mucho. Espero que paséis una noche estupenda y que el 2014 os dé lo que andáis buscando, en forma de salud, dinero, amor, trabajo, o un poquito más de suerte.

¡Feliz año nuevo!






Aquel que depende de sí mismo alcanzará la mayor felicidad.”

Algo de léxico
reto: 挑战 (tiǎozhàn)
proyecto, plan: 计划 (jìhuà)
ilusión: 幻想 (huànxiǎng)
fin de ciclo: 周期尽头 (zhōuqí jìntóu)


miércoles, 25 de diciembre de 2013

Maldito sea el Almendro

Otra Navidad, y van ya cuatro seguidas, que me toca pasar a miles de kilómetros de casa. A estas alturas, prácticamente ya me he habituado a esta situación y la distancia casi no me afecta. Si a ello le sumamos que hoy, 25 de diciembre, he tenido clases como cualquier otro miércoles y que aquí la Navidad no empieza en noviembre, el sentimiento de morriña típico de estas fechas se atenúa en gran medida.








Como digo, a pesar de que la Navidad va irrumpiendo cada vez más fuerte en los hogares chinos, el ambiente no tiene nada que ver con lo que solemos vivir en España o en otros países occidentales. Los principales signos navideños (árboles, lucecitas, villancicos, etc.) se encuentran sobre todo en los grandes almacenes y zonas comerciales, buscando crear una excusa más para que la gente se gaste la pasta. En mi facultad también han montado una especie de mercadillo navideño. El regalo estrella ha vuelto a ser la manzana. Por lo visto, esta fruta va asociada a la navidad china por motivos lingüísticos. La Nochebuena en China se conoce como 平安夜 (píng'ānyè). El primer caracter suena igual que el primero de la palabra “manzana” (苹果, píngguǒ), de ahí esta asociación.





Aparte de clases y exámenes finales, estos días también he tenido ocasión de celebrar algunos eventos entrañables, como la clásica cena con los compañeros del departamento de español o la Nochebuena, ayer mismo, en la que nos juntamos un variopinto grupo de amigos de diversas nacionalidades. No faltó de nada, ni siquiera turrón, y lo pasamos en grande. En el aire, ese sentimiento que todos los allí presentes teníamos, de necesidad de calor humano, de afecto, de apoyarnos los unos a los otros cuando se está tan lejos.

Bueno, el tequila y el vodka también contribuyeron a la magia del momento

A falta de una cena navideña más, la fiesta de nochevieja, y otra tanda de exámenes finales, me encuentro bastante relajado sabiendo que lo peor ya está casi acabando, y que muy pronto tendré esas vacaciones de invierno tan esperadas. Espero que vosotros también estéis dilapidando este año con la misma serenidad y buen humor y que sigáis disfrutando de las fiestas que aún están por venir. ¡Feliz navidad!



 

La distancia prueba la resistencia del caballo.

Algo de léxico
distancia: 距离 (jùlí)
lejanía: 遥远 (yáoyuǎn)
añorar: 想念 (xiǎngniàn)
celebración: 庆祝 (qìngzhù)
brindis: 祝酒 (zhùjiǔ)


miércoles, 4 de diciembre de 2013

Por la gloria de Confucio

Esta semana se han publicado los resultados del informe Pisa (Program for International Student Assessment), en el que se evalúan las puntuaciones obtenidas por alumnos de 15 años, procedentes de 65 países, en pruebas de matemáticas, lengua y ciencias. Este año, la lista está encabezada por alumnos de Shanghai, mientras que otras regiones administrativas en la órbita china, como Hong Kong o Macao, también se han colado en lo más alto de la clasificación (más información aquí). Esto ha hecho que numerosos expertos empiecen a prestar atención al modelo de China y otros países asiáticos, como Japón y Corea, como referente a tener en cuenta en el mundo de la educación en el futuro. Lo que quizás no se hayan planteado todavía en Occidente es a qué precio están pagando estos escolares el conseguir tales resultados.





Desde tiempos ancestrales, la educación es uno de los pilares más importantes de la sociedad china, y hasta el día de hoy, las familias han invertido gran parte de sus ahorros en darle a sus hijos la mejor formación. El Gobierno garantiza una educación relativamente gratuita (las tasas y materiales en las escuelas primarias y secundaria suelen tener costes, aunque no muy altos), aunque de momento no ha conseguido abarcar a toda la población, quedando muchos niños, especialmente en zonas rurales, sin escolarizar a partir de la secundaria. Por su parte, las tasas universitarias suelen ser bastante altas, tanto como la nota de acceso, al menos en las de más prestigio. Es normal pues que el escolar chino, por lo general, esté sometido a una excesiva presión, con una vida social muy limitada, y supeditado al estudio para conseguir los logros que sus padres y una sociedad que ensalza la competitividad, esperan del mismo.




En una escuela primaria china, un estudiante comienza el día a las 7 de la mañana y acaba a las 3 de la tarde, unas 8 horas en total. Este tiempo se amplía en la escuela secundaria, donde el alumno tiene unas 12 horas de clase, desde las 7 de la mañana hasta las 7 de la tarde, de lunes a sábado. Algunas escuelas van mucho más allá, y obligan a sus alumnos a quedarse incluso hasta las 10 de la noche en clases del llamado “auto-estudio”, y acudir los domingos a clases de refuerzo, sin tener en cuenta las tareas para casa. Con un sistema así, los resultados pueden ser altos, sí, pero ¿en serio vale la pena tanto sacrificio? ¿Es qué puede repercutir de alguna manera positiva en estos niños tanta presión? ¿Qué pasa con su desarrollo como persona? ¿Qué tipo de infancia es esta?

"Mi mente está muy bien de salud", dice esta viñeta.























Un dato que no aparece en este informe con nombre de torre es el nivel de satisfacción con su vida de estos alumnos, o sus sentimientos negativos hacia la escuela y los profesores (o incluso hacia sus padres). Tampoco muestra los casos de suicidio o intentonas del mismo, de algunos estudiantes, como los ocurridos el pasado mes de mayo, como podéis leer aquí. Tal es el temor de los rectores de los centros por este tipo de tragedias, que algunos ya obligan a sus estudiantes a firmar un contrato, eximiendo a la institución de toda responsabilidad en el caso de que se quiten la vida o se autolesionen (la noticia aquí).














Espero que si nuestros responsables educativos deciden copiar algo del sistema chino, no sea el número de horas y la enorme presión al que se ven sometidos los alumnos (aparte, no creo que eso funcionara en una cultura como la nuestra). Lo que si podían tener en cuenta es que al profesorado chino se le cuida y respeta más, no solo por parte de los alumnos sino también las autoridades, y sus condiciones laborales suelen mejores que la media china. Pero en estos tiempos de tijeras que estamos viviendo, mucho me dice que este aspecto va a tardar en mejorar.


La tensión es quién tú piensas que deberías ser. La relajación es quién eres.”

Un poco de léxico:
educación: 教育 (jiàoyù)
competitividad: 竞争力 (jìng zhēng lì)
presión: 压力 (yālì)
suicidio: 自杀 (zìshā)

Si os interesa conocer algo más del sistema educativo chino, aquí os dejo un par de buenos enlaces: