viernes, 31 de diciembre de 2010

Pasando página

Y colorín colorado, este año (que no este blog, inocentes) se ha acabado. Llega el momento pues de hacer un poco balance de lo vivido, tanto los momentos a enmarcar, como los no tan buenos. En general, este año, sin llegar a ser completamente brillante, debo considerarlo bastante positivo. Principalmente por haberme sabido reponer de un fuerte palo, y volver a encontrarme a mi mismo. Ha sido este un año, de nuevo, de viajes y experiencias inolvidables, en el que he tenido la suerte de toparme con personas “pura vida” (como dicen en Costa Rica, que me caló bien dentro), con las que espero seguir en contacto y seguir aprendiendo de ellos, también en este nuevo año que está a punto de comenzar. Y como no, 2010 siempre me quedará en la memoria como el año que me tocó la China, un gran motivo para dedicarle una buena celebración y brindar por todo ello esta noche.



En China, a pesar de tener su propia fiesta de año nuevo según el calendario lunar, la gente también celebra la nochevieja. Ocurre lo mismo que con la navidad o el día de San Valentín, no hay quien escape a la globalización, y ya llevan unos cuantos años aquí en los que todo lo que procede de Occidente es acogido con entusiasmo, especialmente si ello implica consumir y gastarse las pelas. Así, no es extraño encontrarse con hoteles, discotecas y demás que organizan banquetes y veladas especiales para la ocasión.


Yo seguiré comiéndome las uvas, pero con este tamaño, veremos a ver si no acabo hospitalizado

Hoy mismo he preguntado a mis alumnos si ellos también hacen propósitos para el año siguiente cuando llegan estas fechas, y algunos si que se plantean cambiar cosas en el 2011, ya sea comer menos dulces, viajar a algún otro país o empezar una afición. Yo también he querido hacer mi lista particular de deseos y determinaciones que me gustaría cumplir durante los próximos 365 días.

En primer lugar, en lo que a la salud se refiere, ya hace casi dos meses que dejé de fumar lo poquito que fumaba, pero todavía me gustaría practicar algo más de ejercicio y controlar un pelín lo que como, incluyendo más variedad de alimentos (tanto arroz no puede ser bueno).



Ni que decir tiene que quiero seguir viajando. De hecho, ya ando planeando la escapada en las vacaciones de enero. En julio también tendré un mesecito para explorar algo más, y en agosto volveré a España hasta septiembre. Ahora bien, no tengo en mente de momento trasladarme a vivir a otro país, al menos no este año. El curso que viene también quisiera pasarlo en China, aunque todavía no sé si me quedaré en Shaoxing o probaré suerte en otra ciudad.


Guilin, uno de mis próximos destinos

Deseo en este año también seguir aprendiendo idiomas, avanzar más con el chino y el ruso, sin descuidar los otros (aunque tengo que decir que el lituano lo tengo ya muy dejado. Una pena). Aparte, me gustaría aprender a tocar el “dizi”, una flauta tradicional china, que me regalé hace una semana. A ver si encuentro alguien que me enseñe a tocarla.


Ya solo me falta un perro para arrasar en los festivales del verano que viene

Otro propósito que perseguiré en el 2011 es encontrar una china que cocine bien, hija de algún acaudalado miembro del partido, que me costee los viajes y las raquetas de ping-pong. Es coña, por supuesto, pero bien es verdad que ya llevo un tiempo considerando que tal vez va siendo hora ya de ir sentando la cabeza (¡y mi madre ya quiere nietos!). Quien sabe si va a ser China al final donde me “enganchen”, pero lo que es cierto es que esto está lleno de chicas lindísimas en edad de merecer.



Y por supuesto, a todo esto hay que sumar lo que me propongo, no cada año, sino cada día cuando me levanto. Esto es, continuar trabajando, disfrutando de lo que hago, enseñando a la vez que aprendiendo, crecer como persona, y vivir cada segundo como si fuera el último. Vale que parece sacado de cualquier manual de autoayuda del todo a cien, pero creedme, normalmente me funciona.

Espero que paséis una noche genial, que no os atragantéis con las uvas, y que el año que llega venga cargado de toneladas de buenos momentos y que la crisis no os amargue mucho la vida. ¡Un fuerte abrazo y hasta el año que viene!

新年快樂! (Xīn Nián Kuài Lè = Feliz Año Nuevo)



"Si te sientas en el camino, ponte de frente a lo que aún has de andar y de espaldas a lo ya andado."

martes, 28 de diciembre de 2010

Se acabó lo que se daba...

Ya está, lo tengo decidido. Después de darle muchas vueltas he llegado a la conclusión de que no tiene mucho sentido seguir escribiendo este blog. Las personas que se suponen deberían ser las más cercanas y las más interesadas sobre como me va la vida por estas tierras, nunca o casi nunca pasan por aquí, ni escriben un simple mensaje de apoyo, ni una pizca de interés. No existe pues una motivación especial para contar al mundo mis peripecias por este país.

Por otra parte, me hallo en plena crisis de ideas, y cada vez me cuesta más escribir algo en condiciones. Serán las navidades, el frío, o que sé yo. Lo que sé es que ya no me quedan muchas ganas de seguir con el blog.

Lo siento por todos aquellos que aún me seguían, lo mismo os estoy defraudando, pero es lo que hay. De todas maneras seguimos en contacto a través de correo electrónico y otros medios, no os preocupéis, no voy a enclaustrarme en un monasterio del Tibet ni nada de eso. Muchas gracias por haber estado "ahí" hasta el final.

Hasta la próxima.

"Cuando llegues a la última página, cierra el libro."







¡Feliz día de los inocentes! ;)

sábado, 25 de diciembre de 2010

Me llena de orgullo y satisfacción....



…en estas fechas tan entrañables, mandaros un fuerte abrazo e informaros de que tal están yendo las cosas por aquí. La Navidad, como sabéis, no es una fiesta institucionalizada aquí en China, con lo que a la gran mayoría de la gente se la pela. Aún así, se pueden ver algunos adornos navideños por las calles, principalmente en las tiendas y grandes almacenes, que buscan despertar con su derroche de luces y villancicos a todo volumen, el espíritu navideño-consumista de los transeúntes. Vamos, como en España, pero menos exagerado y más bizarro si cabe.





Otra de las cosas que no pueden faltar en estos días, aparte del consumismo desenfrenado, son las cenas y comidas con los compañeros de trabajo. Aquí, como somos un buen montón de profesores extranjeros con morriña navideña, nos dedicaron una cena, amenizada con juegos, sorteos (me tocó un juego de toallas y unas pantuflas del número 37) y algunas actuaciones. Entre muchos detalles anecdóticos que tuvo la velada, uno de los jefazos nos anunció micrófono en mano y a grito "pelao" que nos iba a aumentar el sueldo a todos el semestre que viene. Mola. También tuve la oportunidad de compartir almuerzo con mis colegas chinas de departamento y Antonio, y un par de fiestecillas con mis alumnos, que me regalaron unos guantes.


...pero mira como flotan los peces en el rio (chino)...


Que rico estaba el cordero (al menos eso me dijeron que era)



Es esta la segunda navidad que paso en otro país y, por tanto, no me está afectando tanto como la de hace dos años, en la India. Además, aquí nunca falta buena gente con la que organizar alguna reunión, conversar, echar unos cantes o lo que sea. Con todo ello, deciros que se os echa mucho de menos y que me hubiera encantado estar ahí, compartiendo mesa y ambiente con todos vosotros.

Espero que estéis pasando unas fiestas formidables y que el próximo año venga cargadito de momentos mágicos. A todos los que me siguen leyendo desde el principio, a los que entran de higos a brevas, y a los que nunca se han metido en el blog hasta ahora (ya os vale), mis mejores deseos, que sepáis que os tengo siempre muy presentes a cada uno de vosotros, y a ver si saludáis de vez en cuando, que se os echa en falta.

¡Feliz Navidad!



"El mundo está lleno de pequeñas alegrías; el arte consiste en saber distinguirlas."

martes, 21 de diciembre de 2010

Suzhou, la Venecia del Este



Hace más o menos un mes, en una entrada dedicada a Hangzhou, me referí a esta ciudad como el paraíso en la tierra, de acuerdo a un antiguo proverbio. Pues bien, rectificar es de sabios y debo decir que en ese momento estaba obviando injustamente a Suzhou,,también incluida en la misma cita. Este pasado fin de semana quise comprobar en persona si esta ciudad, importante núcleo comercial en la provincia de Jiangsu, en la cuenca del rio Yangtse, sigue conservando la belleza y el esplendor que antaño también embelesara a Marco Polo, al igual que ocurriera con Hangzhou.


Pagoda del Templo del Norte


Hora punta en Guanqian Jie, principal calle comercial de la ciudad




Hasta las paradas de autobús tienen su punto

Si por algo es famosa la ciudad de Suzhou, aparte de por sus canales, es por la gran cantidad de jardines que aloja, algunos con nombres tan sugerentes como el Pabellón de las Olas Azules o el Jardín de las parejas. En su época más esplendorosa, allá por el siglo XIV, se contaban más de cien, pero actualmente su número es bastante reducido, aunque los poquitos que quedan están excelentemente conservados. Yo sólo visité dos, el del “Maestro de Redes” (en honor de un noble al que le encantaba la pesca), y el del “Humilde Administrador”, el más grande y considerado el más importante de toda China (según me dijo mi acompañante local). Un lugar precioso para dar un paseo y desconectar del bullicio y tráfico del centro, a través de un entramado de puentes que conectan pabellones, cada uno con su propia leyenda, entre estanques, sauces, bambúes y flores de loto. El sentido de la armonía chino en su máxima expresión.








Jardín de bonsais

Además de jardines, Suzhou cuenta con algunos museos de interés, como el dedicado a la ruta de la seda, y monumentos, como el templo taoísta de Xuanmiao (Templo del Misterio), en pleno centro de la ciudad, o las pagodas gemelas, con su interesante jardín-cementerio. El último punto que me dio tiempo visitar antes de volver a Shaoxing, fue el complejo de la Puerta de la Espiral, al sudoeste, donde se pueden admirar los restos de las antiguas murallas de la ciudad, y la espléndida pagoda Ruiguang, la más antigua de Suzhou (data del año 247 A.C.).




Alrededores del templo del misterio


Pagoda Ruiguang y jardines aledaños

Efectivamente, a pesar de la proliferación de nuevas construcciones y el ajetreado tráfico, Suzhou guarda todavía un encanto especial que engancha al visitante, garantizándole una experiencia digna de repetir. Además, como apunto Javier, uno de los lectores, en un comentario, sus mujeres son preciosas (doy fé de ello). Me quedé con ganas de más, la verdad, pero creo que aproveché bien los dos días que pasé por allí. No descarto volver algún otro día, incluso no sería una mala opción para trabajar el curso que viene. Pero bueno, no adelantemos acontecimientos que todavía me queda mucho contrato por agotar en la entrañable Shaoxing.



"Afortunado el que vive tiempos interesantes."

viernes, 17 de diciembre de 2010

Llegó el invierno



Tremenda nevada la caída durante estos últimos días aquí en Shaoxing. La cosa empezó tímidamente el miércoles por la mañana, con una ligera aguanieve, pero a lo largo del día la situación fue empeorando, y acabó cayendo la de Dios es Cristo. En cuanto a las temperaturas han ido bajando hasta llegar a los -6 grados la pasada noche, aunque la situación tiende a mejorar. El día ha amanecido despejado esta mañana y luce un sol fantástico, lo que ha propiciado que los estudiantes y profesores puedan disfrutar del panorama, al tiempo que se entretienen haciendo muñecos de nieve y regocijándose con batallas de bolas, en las que servidor también ha estado presente. Me lo he pasado genial haciendo el ganso, todo hay que decirlo.







Por lo visto, esto de la nieve es algo inusual en esta región. Lo mismo no ocurre más en todo el invierno. Lo habitual es que las temperaturas no bajen más de 0 grados, y las máximas se mantengan en torno a los 10 o 12. Normalmente suele llover bastante y hay mucha humedad en el ambiente, con lo que la sensación de ir todo el día calado hasta los huesos se acrecienta.







Cuando vivía en Lituania, me tragué dos inviernos consecutivos con temperaturas alrededor de los -15 o incluso más bajas, pero al menos allí siempre tenía el consuelo de entrar rápidamente en calor en cuanto entraba a cualquier lugar cerrado. Aquí eso no sucede, ya que los edificios carecen de calefacción central (en el norte del país si tienen). En mi habitación hay un aparato de aire caliente que me viene de perlas, pero en cuanto pongo un pie en el pasillo, comienzo a tiritar. Lo peor viene a la hora de dar clases, aunque como son muchos alumnos, la temperatura de la sala no tarda en subir. Además, ¿quién se preocupa habiendo abrigos, gorros y termos con agua caliente?




Llevo ya tres días dando clase de esta guisa



Como digo, según el pronóstico meteorológico, el frío tiende a remitir, aunque los chubascos van a regresar la próxima semana. Según dicen, el tiempo aquí se suele mantener fresquito hasta finales de abril, cuando la temperatura cambia súbitamente, tal como ocurrió con el fin del verano. Ahora bien, nevar más bien poquito. Una pena porque las imágenes de las que hemos gozado estos tres días han sido realmente de postal.

"Un copo de nieve nunca cae en el lugar equivocado."


martes, 14 de diciembre de 2010

La noche me confunde

Después de más de 3 meses aquí y unas cuantas salidas, creo que estoy ya suficientemente documentado como para empezar a describir que tal es la vida nocturna aquí en China, concretamente en Shaoxing. Comentaré a grandes rasgos como es una noche de marcha cualquiera un fin de semana en mi ciudad, la cual no ofrece mucha variedad en garitos, si la comparamos con la vecina Hangzhou, por ejemplo, u otras grandes ciudades. Los rituales y costumbres de la gente que sale a divertirse no se diferencian mucho de los que tenemos en los países occidentales, es decir, la peña se toma sus copichuelas, echa unas risas, se marca unos bailes, más copas, y luego a casa. Pero hay ciertos elementos en el ambiente que enseguida nos hacen darnos cuenta de que esto es, como se suele decir, otro rollo.



Nada más entrar a la discoteca o pub de turno, uno se encuentra con una decoración super barroca y churrigueresca, bastante hortera, con camareros trajeados que parecen salidos de Kill Bill (aquella mítica escena de los 88 maníacos ) . En cuanto ven que eres extranjero, se acerca presto y veloz el relaciones públicas de turno y comienza a presentarte los servicios que ofrece el local, al tiempo que te acomoda en una mesa bien situada, cercana a una minúscula pista de baile. Normalmente suelen tener ofertas buenas si venimos en grupos numerosos, así que casi siempre ponemos un bote de 100 yuanes y nos endiñan una caja llena de cervezas (a temperatura ambiente) y una botella de whisky o vodka. Todavía no has terminado de sentarte, cuando llega un camarero con una bandeja repleta de frutas. Nos sentamos, bebemos, charlamos, reímos y nos disponemos a disfrutar del “espectáculo”.





¿Y qué hacen los chinos en la discoteca? Pues bailar, lo que se dice bailar, lo hacen más bien poco. A la gente lo que le gusta es jugar, especialmente a los dados, comer hasta hincharse y beber hasta caerse en redondo. Aparte de los dados, también se ven chicas merodeando por las mesas y jugando con la muchachada a algo así como el “piedra, papel, tijeras”, en el que el perdedor tiene que beberse un chupito de alcohol. Estas chicas son trabajadoras del local y su función es hacer compañía, beber y jugar con los clientes que así lo solicitan, a cambio, claro esta, de previo pago.


¿Un payaso con globos? Todo es posible en China

Pero aparte de estas “chicas de compañía”, y las clásicas go-gos, hay también una gran cantidad de prostitutas, algunas bastante explícitas y otras muchas que bien podrían pasar por chicas normales y corrientes que han salido a tomarse algo con sus amigas. Es algo realmente desolador el descubrir que un 90% de las chavalas que uno se encuentra en este tipo de locales, están currando en diversos menesteres, y que el otro 10% han venido con el novio o marido. Como podéis imaginar, corta bastante el rollo.

Por si no fuera poco, la música es bastante nefasta y está a todo volumen (bueno, esto pasa en todas partes, no es nada nuevo), con lo que tampoco puedes hablar con nadie, y aunque estuviera sonando el murmullo de las olas del mar Amarillo, también es difícil encontrar a alguien que no esté totalmente ebrio (creo que los asiáticos toleran menos el alcohol por la ausencia de cierta enzima).


Menos mal que yo me junto con gente sana que solo bebe gaseosa

Después de relatar semejante panorama, podréis imaginar que no estoy muy satisfecho que digamos con el ocio nocturno aquí, al menos no en Shaoxing. La vez que estuve en Hangzhou me pareció otra cosa, algo más variado y con menos busconas alrededor, al igual que la noche que pasé en Qingdao, en aquel viaje de octubre, o en Nanjing. Me consta pues que la marcha en China, salvando diferencias y choques culturales, es bastante animada y uno se lo puede pasar pipa, pero en lo que se refiere a Shaoxing, cada fin de semana que pasa tengo menos ganas de salir. Si lo hago es, más que nada, para desconectar de la vida en el campus y encontrarme con la gente que no puedo ver durante la semana. Aunque ahora con la llegada de las primeras rachas de frío, mucho me temo que me quedaré hibernando la mayoría de fines de semana.

"La primera vez es una gracia, la segunda vez es una regla."


(Agradecimientos especiales a Carlos por sus fotos, te debo una "mirinda")

viernes, 10 de diciembre de 2010

Yo me lo guiso, yo me lo como

Me gustaría completar en esta entrada la crónica del pasado sábado, enteramente disfrutado entre mis alumnos. Recién llegado de la excursión a Anchang, otro grupo de estudiantes me propuso salir a cenar a un restaurante para probar una de las especialidades de la cocina china: el huo guo (火锅), vocablo donde “huo” significa “fuego”, y “guo”es “olla”. Consiste en una olla de metal llena de caldo hirviendo, dividida en dos partes (una de ellas aderezada con especias picantes), en la que los comensales van cocinando a su propio ritmo los alimentos que previamente han seleccionado. Una experiencia que ningún amante de la comida china se debería perder.





Los alimentos que se cocinan en el huo guo son variados, tanto carnes (preferiblemente de cordero, que tarda menos en cocerse) como verduras, y también marisco. Cada uno pone en una bandeja lo que le plazca y decide en que parte de la olla y por cuanto tiempo va a cocinar, pero al final todos acaban comiendo lo de todos. La bandeja se puede llenar todas las veces que uno quiera, lo que hace que la cena se pueda llegar a alargar horas y horas (los chinos cuando se ponen, comen mucho). Después de dos horas zampando, pensaba que la bandeja de turno sería la última, pero al rato siempre aparecía un estudiante con un nuevo cargamento de viandas listas para hervir.




El comedero hasta la bola

Al parecer, el huo guo se originó en tiempos de la dinastía Tang, allá por el siglo VII D.C., extendiéndose desde el norte de China (Mongolia interior) hacia el resto del país. Desde el huo guo mongol, considerado el más genuino, este plato se ha ido diversificando de acuerdo con los ingredientes más utilizados en cada región. Así que casi se puede decir que hay tantos tipos de huo guo como provincias. Los más populares proceden de Sichuan, caracterizado por la masiva presencia de picante, y de Guangdong, donde el caldo suele ser más dulce y se utiliza sobre todo pescados y mariscos.


Se acabó lo que se daba

Salí del restaurante bastante satisfecho, no sólo por el sabor de lo digerido, sino también por el proceso en sí de ser uno mismo el que se lo prepare. Muy interactivo y divertido. Y todo por el módico precio de 30 yuanes por cabeza (unos 3 euros y medio), un regalo. Aparte me encantó poder compartir mesa con mis estudiantes, tratándolos en un contexto más informal (aunque a decir verdad, mi trato hacia ellos apenas varía dentro y fuera del aula).

Últimamente estoy teniendo más contacto con locales que con extranjeros, cosa que me alegra. Al principio puede parecer difícil entablar una amistad con los chinos, pero en cuanto te cogen confianza son personas encantadoras. Además, creo que mis progresos con el idioma están influyendo bastante en que la gente se abra más. Pero bueno, de esto de la amistad y relaciones interpersonales ya hablaré en otro momento.

¡再見!¡Zai jian!

En el mundo no hay banquete que no tenga fin.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Anchang, el sentido de lo pintoresco



Antes de la llegada de los primeros fríos esta misma mañana, este placentero otoño que hemos tenido quiso dar un último coletazo este fin de semana con otro magnífico día de sol y temperaturas rondando los 20 grados. Para aprovechar tan estupenda jornada, organice una excursioncilla con algunos estudiantes para visitar Anchang, un pequeño pueblecito a 12 kilómetros al oeste de Shaoxing, donde aún se conserva el encanto de la China tradicional y que todavía no ha sucumbido a la explotación turística. Una joya que merece mucho la pena explorar.







Las dos calles principales de Anchang, divididas por un canal cruzado por 17 puentes de piedra, se conservan prácticamente igual que hace cientos de años. Aquí se concentran la mayor parte de comercios artesanales, tabernas y salones de té, donde los lugareños se reúnen. Una de las peculiaridades que uno puede encontrar a lo largo del recorrido es la cantidad de tendederos donde cuelgan salchichas, la especialidad local junto a los caramelos y almendras garrapiñadas.








Una de las tabernas locales

En el pueblo se conservan algunos edificios antiguos de la dinastía Ming que se pueden visitar, pero sin duda, la experiencia más cautivadora y digna de experimentar es la de navegar en una de las tradicionales barcas que surcan los canales. Por un precio irrisorio es posible hacer un trayecto, no muy largo, pero que te deja con muy buen sabor de boca. Es encantador eso de ir observando desde la embarcación las escenas cotidianas que se van sucediendo… mujeres lavando la ropa, niños correteando, abuelillas recitando viejas canciones… La grandeza de lo sencillo.









Salvando las distancias, y a pesar de que el ambiente es radicalmente distinto, tuve una sensación muy similar a aquellas vividas en la India, la de esa alegría experimentada ante las cosas simples y aparentemente triviales. Fue uno de los mejores días que he pasado en estos tres meses. Claro que también influyó la jovial compañía de mis estudiantes, los principales responsables de que mi día a día aquí sea más llevadero.

"El que ve el cielo en el agua ve los peces en los árboles"