jueves, 17 de noviembre de 2011

Abrazando la luna, espantando la garza

Hace ya más de un mes que empecé a practicar una de las actividades que me propuse aprender en en este segundo año en China. Se trata del taichi, el cual estoy descubriendo cada semana gracias a un estudiante, al que le enseñó a tocar la guitarra a cambio de sus conocimientos en este arte marcial, practicado por gran parte de la población china. Una vez a la semana tenemos este intercambio cultural (similar al que ya realicé en la India con otro alumno, pero con el yoga) y aparte, cada mañana al levantarme, le dedico unos 10 minutos mínimo antes de ir a currar, que me sientan de maravilla.



El origen de la practica del taichi se encuentra en los monasterios taoistas, aunque no se sabe con exactitud ni cuando ni como comenzó. Hay diversas leyendas relacionadas con ese inicio. La más conocida es la de un monje que vio como una serpiente lograba vencer a una garza gracias a su agilidad. El monje decidió pues crear un arte marcial basado en los movimientos de la serpiente, suaves pero letales, lentos pero precisos. En su esencia se trata de un sistema de autodefensa, destinado a desequilibrar y paralizar a un hipotético atacante, aunque la mayoría de personas lo practican más que nada como técnica de relajación.



Hay infinidad de formas y estilos dentro del taichi. La forma básica se compone de 24 movimientos (yo voy ya por el séptimo) que se van sucediendo uno detrás de otro, lentamente pero sin interrupciones. Las posturas exigen cierto grado de flexibilidad (es importante estirar bien antes de comenzar) y coordinación, tanto de brazos como de piernas, como una especia de danza. El cuerpo debe estar relajado en todo momento para evitar posibles lesiones. Si empezamos a sentir daño es mejor parar el ejercicio y no forzar. También es importante prestar atención a nuestra respiración, realizada de forma natural, siempre en armonía con nuestros movimientos (en este sentido, me recuerda un poco al yoga). Aquí una pequeña muestra en video:



Siendo una disciplina que se basa en principios de la medicina tradicional china, no es de extrañar que la practica del taichi reporte importantes beneficios, tanto a nivel físico como mental. Por ejemplo, se han demostrado efectos saludables tanto en la circulación de la sangre como en el proceso digestivo, así como en la respiración. En el plano psicológico, reduce los niveles de estrés y aumenta los niveles atencionales. Por otra parte, el taichi se utiliza además como terapia para personas aquejadas de dificultades motoras, o insuficiencia cardíaca entre otros trastornos. Para disfrutar plenamente de los beneficios del taichi es recomendable practicarlo de forma regular al menos una vez al día, a ser posible a primeras horas de la mañana, durante unos 10 o 15 minutos.



De momento me está enganchando esto del taichi y ya se ha convertido en una de las cosas, junto al aprendizaje del mandarín, que más disfruto y por las que merece la pena quedarse un tiempo más. Ea, para que luego digáis que últimamente solo escribo cosas de China que dan bajón. Hablando de quedarme o no, mañana mismo voy a firmar el contrato que me ligará a mi universidad al menos hasta el próximo mes de junio, así que aún hay blog para rato. Espero que lo sigáis disfrutando hasta el final.



“Quien practica el Tai Chi con regularidad. adquirirá la agilidad de un niño,. la fuerza de un leñador y. la sabiduría de un anciano.”

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