De todos es sabido
que la milenaria civilización china viene dotando al resto del mundo de
infinidad de importantes invenciones desde tiempos inmemoriales. Aparte de los
“Cuatro Magníficos” (la pólvora, la brújula, el papel y la imprenta), no
podemos olvidarnos de las cometas, el incienso, la acupuntura, las fichas de
domino o incluso el fútbol, que tiene en el juego del cuju a uno de sus principales antecesores. A esta lista se le ha sumado
hace unos días un aparato destinado a revolucionar el concepto de viajar. Se
trata de la maleta-moto, creada por el empresario He Liang Cai. El vehículo
funciona con baterías de litio, tiene capacidad para dos personas, pesa 15
kilos y puede alcanzar una velocidad de 60 kilómetros por hora.
Por lo visto, los
chinos son bastante aficionados a construir vehículos peculiares. Ese es
también el caso de una especie de monociclo, diseñado por Li Yong Li, que se
conduce como si fuera una bicicleta. También han aparecido casos de campesinos
que con sus herramientas y muchas dosis de creatividad, han llegado a patentar
vehículos anfibios, submarinos o artefactos voladores de andar por casa.
En esta particular
lista de inventores rurales imaginativos hay que dejar un apartado especial
para Wu Yu Lu, un señor de una aldeita cercana a Beijing que ha inventado más
de una treintena de robots, los cuales ejercen las más variadas funciones:
encender un cigarro, servir el té o hacer un masaje. Su creación estrella es el
robot rickshaw para sus excursiones
por el pueblo y alrededores.
Ahora que llega el
verano, es posible que encontremos en alguna que otra playa china a mujeres
vistiendo una mascara que recuerda mucho a las de la lucha libre mexicana. Me
refiero a la prenda bautizada como “facekini”, recomendado para todas aquellas
féminas que no quieren broncearse y desean mantener su careto más blanco que el
mármol. Ya se sabe la obsesión que tienen las chinas por la palidez, ya que una
piel bronceada es símbolo de persona con bajos recursos económicos que tiene
que ganarse el pan en el campo. Este invento empezó a popularizarse hace pocos
años en las playas de Qingdao y poco a poco va calando más entre la población
de bañistas de todo el país.
Termino este
repaso de patentes curiosas con una maquina dirigida a facilitar el proceso de
extracción de esperma en los bancos de semen y que sustituye al método tradicional. El donante tiene que introducir
su pene en un tubito, ajustable en altura, grosor y longitud, al tiempo que en
una pantallita visualiza alguna película que le ponga a tono. Esto la verdad es
que me suena a trola, así que me gustaría comprobarlo por mí mismo, aunque no
sé yo si me atrevería a ir más allá de tomarle una foto al aparatito de marras.
Para que luego
digan que los chinos no hacen más que copiar. Que sigan así, aportando
creaciones a la Humanidad. A ver si algún día aparece un lumbreras que fabrique
un ambientador para mitigar el olor de la comida de los viajeros en el
transporte público, o un indicador, en forma de pulserita, del nivel de chino
del extranjero de turno (para que así eviten situaciones bochornosas al
descubrir que entendemos lo que están hablando de nosotros), o un enfriador
instantáneo de botellines de cerveza, y tantos otros ingenios que nos harían la
vida en China un poquitín más llevadera.
“El
fracaso más grande es nunca haberlo intentado.”
Algo de léxico
invento: 发明物 [fā míng wù]
ingenio: 创造力 [chuàngzàolì]
originalidad: 新颖 [xīnyǐng]
artefacto: 人工制品 [rén gōng zhì pǐn]
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