Hace unas semanas
un profesor de inglés de mi universidad tuvo un precioso y sano bebé con su
esposa china. Cuando estuve visitando a los felices padres salió el tema de
ciertos rituales y cuidados que la madre debe tener en cuenta cuando acaba de
tener un hijo. Es lo que se llama aquí el zuo
yuezi (坐月子),
literalmente “sentarse por un mes”, y consiste en un período post parto de 30
días aproximadamente en el que la madre, confinada en su habitación, debe cumplir
con una serie de estrictas normas con el objetivo de proteger su salud,
evitando todo tipo de quehacer doméstico o sobreesfuerzo. Para garantizar que
todo se haga tal y como mandan los cánones, la abuela del niño o una cuidadora
permanecen todo el día acompañando a la parturienta que debe soportar
estoicamente este particular proceso de recuperación.
Uno de los
aspectos en los que se pone más cuidado durante el mes después del parto es en
el tipo de alimentos que toma la reciente madre. Tradicionalmente, los
alimentos en China se clasifican en yin
(fríos) y yang (calientes). Son estos
últimos como, por ejemplo, el jengibre, el pollo o los huevos, los que deben
predominar en la dieta post parto. Se deben evitar las grasas y dulces en
general, y las bebidas frías.
De todos los cuidados
y costumbres que debe cumplir la madre, me llama la atención la regla referente
a la ducha, la cual se recomienda no realizarse hasta pasado el mes después del
parto. Hoy día, esto no se suele seguir tan a rajatabla y se pasa más la mano
en cuestiones de higiene. Lo que si se suele evitar es tener el pelo mojado y
lavarse con agua fría, ni siquiera las manos o enjuagarse la boca después de
lavarse los dientes. También se consideran factores desestabilizadores el aire
acondicionado y las corrientes de aire en general. Hay mujeres que permanecen
todo el mes cubiertas con mantas aunque estén en pleno verano.
En el apartado de
rituales y tabúes curiosos que he ido encontrando y oyendo por ahí está el
hecho de que se desaconseje el uso del teléfono móvil, ordenador o leer libros
por parte de la madre, ya que puede suponer un sobreesfuerzo para su vista.
También hay madres que controlan con rigor las visitas y contactos que la madre
pueda recibir en la habitación, de la que apenas sale. Incluso no se le permite
comer en la mesa con el resto de la familia, haciéndolo en su cama.
Aunque actualmente
algunas personas vean estas normas como anacrónicas, ridículas, y sin ningún
fundamento científico, lo cierto es que un buen cuidado después de parir ayuda
a prevenir posibles complicaciones de salud posteriores y además aporta
beneficios desde el punto de vista emocional. Las madres cuentan con el apoyo
constante de sus familiares o, en su defecto, alguna cuidadora, que las tratan
como a una reina durante un mes. Esto incide positivamente también en el recién
nacido, que se convierte en el pequeño emperador de la casa, aunque en
ocasiones los padres se excedan con los mimos y cuidados como ya comenté una
vez.
“Comer bien, dormir bien, nada es mejor que
“sentarse el mes” bien.”
Algo de léxico
parto: 出生 [chūshēng]
cuidar: 照顾 [zhàogù]
costumbre: 习俗 [xísú]
tabú:
禁忌
[jìnjì]
Uf, a mí este tema me toca un poco la moral. Si la recién parida lo quiere hacer, perfecto, pero que obliguen debe ser una tortura. Imagínate estar un mes sin que te dejen moverte, ni ducharte, ni lavarte el pelo. Qué asco!! Una de mis compañeras de trabajo estuvo todo el mes sin lavarse el pelo y desde entonces lo lleva muy corto. Es que es pensarlo y me entran picores.
ResponderEliminarUna de las razones que esgrimen sus partidarios es que así la mujer tendrá más leche (sobre todo si toma sopitas de pollo), pero dudo que tenga base científica, las mujeres no chinas no lo hacen y la mayoría no tienen problemas para amamantar (y si lo tienen no es por falta de leche, sino por mastitis, etc). De hecho, la mayoría de las chinas que conozco no han amamantado, se han ido directamente a la leche en polvo. Así que que me lo expliquen.
muy interesante... no creo que la madre se sienta forzada u obligada a hacer estas cosas, seguramente será una costumbre arraigada que entenderá que es buena para su vida y la de su hijo. Desde fuera lo vemos como una obligación, desde dentro como una costumbre.
ResponderEliminarNo, en absoluto, no me imagino a la abuela o al marido obligándola a seguir estas reglas pero... pasa lo de siempre, cuando no has parado de escuchar "haz esto, haz lo otro.." por parte de tus amigas, compañeras de trabajo, familiares, vecinos, etc, llega un momento en el que uno lo hace casi por inercia, quizás también como una especie de placebo, casi como una supersticción para evitar tal o cual posible mal en el futuro. Viene a ser casi como eso que nos decían nuestras madres de no meterse en la piscina hasta que no hubieramos hecho la digestión.
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