Tras pasarme casi
un día entero viajando, llegué a Zhengzhou casi de madrugada y completamente
reventado, casi sin fuerzas para ponerme a encontrar un sitio medianamente
decente y baratito para pasar la noche. La dirección del hostal que recomienda
la web de Wikitravel resultó ser errónea así que me puso a deambular, mochila a
los hombros, por los alrededores a ver lo que encontraba. Di con un hotel que
pintaba bien pero, como muchos de los hoteles en China, no dejaban alojarse a
extranjeros. Por suerte, el chico de recepción me acompañó por todo el centro
hasta que encontramos otro hotel, que esta vez si me aceptó como huésped. La
frustración inicial se transformó en alegría por la amabilidad que mostró
conmigo el muchacho. Que la ley del karma se cumpla y en este momento esté
disfrutando de un ascenso.
Al día siguiente,
ya descansado y relajado, decidí tomar un tren hasta Luoyang, a unas dos horas
de distancia. Desde aquí se puede tomar un autobús de línea para visitar las
famosas grutas de Longmen, patrimonio de la Humanidad. Consiste en una serie de
cavernas y nichos excavados en un acantilado en cuyo interior aún se conservan
estatuas y relieves budistas. Una maravilla que uno no puede perderse si viene
a China.
Las grutas de
Longmen (cuyo significado literal es “Puerta del Dragón”) supone la muestra más
importante de escultura budista en China entre los siglos quinto y décimo de
nuestra era. En total se calcula que hay más de 100.000 estatuas de Buda de
diferentes tamaños distribuidas entre las rocas a cada orilla del río Yi,
además de estelas sagradas y representaciones de otros seres mitológicos, como
las Apsaras, o ninfas acuáticas. Con el paso del tiempo el número de esculturas
se ha visto disminuido por los efectos de la erosión y también por la mano del
hombre, con ladrones sin escrúpulos que han llevado a cabo un sistemático
expolio a lo largo de los años.
El rincón más impresionante
de Longmen es la gruta Feng Xian Si (奉先寺, templo del culto a los antepasados), donde
destaca en el centro la estatua de Vairocana, o Buda resplandeciente, de unos
17 metros de altura. A sus costados se sitúan otras enormes estatuas de sus
discípulos y los guardianes mitológicos del templo. La vista que se descubre al
coronar la escalinata que da acceso a este grupo escultural es simplemente
espectacular.
Regresé a
Zhengzhou con un buen sabor de boca, de nuevo al filo de la madrugada y directo
al mismo hotel. La verdad es que apenas iba a poder pasar tiempo en esta ciudad
ya que al día siguiente mi idea era partir hacia Kaifeng y dormir allí. Sería
la última etapa de un viaje que de momento me estaba haciendo disfrutar en
China como hacía tiempo que no lo experimentaba.
“Cuando
pasa por la puerta del dragón, la carpa se convierte en uno de ellos.”
Algo de léxico
gruta: 石窟 [shíkū]
estatua de Buda: 佛像 [fóxiàng]
erosión: 侵蚀 [qīnshí]
expolio, pillaje: 掠夺 [lüèduó]
Guau! Espectacular el sitio. Muy buena crónica.
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