martes, 4 de enero de 2011

Descubriendo Anhui



Tras una descafeinada Nochevieja en Hangzhou, y aprovechando que me dieron el lunes libre, partí junto con una amiga que conocí en Suzhou a explorar Anhui (concretamente Wannan, su zona sur). Predominantemente rural, es una de las provincias más pobres de China, pero ofrece al visitante unos paisajes naturales encantadores. Es una opción fenomenal si lo que se busca es desconectar del jaleo de las grandes urbes y adentrarse un poco en la China profunda. Como tampoco disponíamos de mucho tiempo, decidimos concentrarnos en los alrededores de Tunxi, una ciudad bastante insulsa en la que solo se salva su casco viejo, pero que supone el principal punto de conexión con los lugares de interés más importantes de la región.


Centro de Tunxi




¿Arte urbano?

A menos de una hora en autobús al oeste de Tunxi, se encuentra Qiyun Shan, una formación montañosa sagrada para los taoístas. Su nombre se traduce literalmente por “tan alta como las nubes”, pero no es muy elevada que digamos (el punto más alto se encuentra a 585 metros). Es posible ascender hasta la cima a través de unas escaleras de piedra o, si se va con prisa como en nuestro caso, tomar un teleférico. Una vez arriba, se puede disfrutar de imponentes vistas y visitar santuarios excavados en las cuevas. El lugar rezuma magia y misticismo en cada rincón. Entre las montañas se halla una pintoresca y casi abandonada aldea donde es posible tomarse una tapita de tofu o lo que encarte.


Vista del valle desde el teleférico




Roca del elefante





Un poco más adelante, siguiendo por la misma carretera desde Tunxi rumbo al oeste, se extiende el condado de Yixian con sus aldeas patrimonio de la Humanidad. Las dos principales son Xidi y Hongqun. Siguiendo las recomendaciones de otros viajeros, nos decantamos por visitar solo ésta última, considerada la más atractiva. Esta tranquila aldea, cuya forma se asemeja a la figura de un buey, es una de las principales joyas del turismo rural en China. Con sus callejas estrechas, por donde circula un agua cristalina a través de sus canales, y sus mansiones ancestrales, Hongqun es un alto obligado en la visita a Anhui.

La visita podría haber sido más placentera de no haber sido por la tremenda nevada que se nos echó encima de repente y nos dejó completamente calados. Eso si, la estampa de los paisajes campestres nevados a través de la ventanilla del autobús hizo menos amargo el regreso a Tunxi.




Estanque de la Luna, en el centro de la aldea




La "pelúa" no había hecho más que comenzar

Inclemencias climatológicas aparte, puedo considerar este primer fin de año como uno de los mejores vividos desde que estoy en China, por el viaje en sí y por otros motivos ajenos al mismo, y que me guardo para despertar así la curiosidad y la imaginación del lector. Decir también que no será este mi último viaje a Anhui. Está pendiente un regreso para subir a la joya de la provincia, Huang Shan (La montaña amarilla), cuando mejore el tiempo, allá por primavera o principios de verano. Creo que me va a hacer falta más de dos cursos aquí para sacarle todo el jugo que me gustaría a este fantástico país.



"El que ha desplazado la montaña es el que comenzó por quitar las pequeñas piedras."

3 comentarios:

  1. como sonríe ese hombre con el pollo desplumao jejeje

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  2. Buenisima la foto de el Estanque de la luna,está para concurso¡¡¡¡. Y buenisima la expresion "pelúa" saben tus alumnos ya lo que significa???
    Un saludo de la "......".

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  3. Elenita, creo que era un pato ;)

    "No agregada", la verdad es que el sitio da para fotos chulísimas, maravilloso. Y lo de la "pelúa" es un cordobesismo...no creo que lo llegue a dar ni en grupos avanzados :)

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