Hubo una época en la que en Beijing se alzaban más de un millar de templos de diferentes religiones. Tras la llegada al poder de los comunistas de Mao, y la abominable destrucción arquitectónica asociada a los mismos, el paisaje de la ciudad cambió por completo y hoy día solo se conserva una pequeñísima parte del legado cultural y religioso de antaño. En los días que estuve por allí, pude visitar los más representativos y mejor conservados de la ciudad. El primero, el Templo del Cielo, construido en el siglo XV, enclavado en un hermoso parque donde los locales suelen reunirse para jugar al xianqi (una especie de ajedrez chino), practicar taichí o simplemente charlar con los colegas. La atmósfera que se respira en el recinto es estupenda y es un lugar recomendable para relajarse, a pesar de los grupos de turistas y su guía con megáfono y banderita en mano.
Sala de las Plegarias de las Buenas Cosechas
La estructura de los edificios y jardines aledaños al Templo del Cielo sigue un patrón de circunferencias (que simbolizan el Cielo) refugiados en bases cuadradas (relacionadas con la Tierra). El edificio principal del conjunto es la sala de las Plegarias de las Buenas Cosechas. Era aquí donde los emperadores presidian los rituales en los cuales se rezaba al dios de las cosechas, tanto en primavera (al inicio) como en otoño (cuando se recogían los frutos). Aparte, se pueden visitar otras construcciones, como la bóveda imperial del Cielo, con el muro del eco en su parte posterior. Por lo que dicen, si uno dice algo en uno de los extremos, se puede llegar a oír en el lado contrario, ya que el sonido se transmite por la pared. Pero como había tantos turistas y griterío, me quede con las ganas de comprobarlo. También destaca el altar circular, con una piedra en el centro desde donde, al parecer, uno habla y la voz se expande hacia todos los ángulos. Ni que decir que tiene que tampoco pude verificarlo debido a la marabunta humana que inundaba el promontorio.
Boveda Imperial
¡Que bulla por hacerse la foto encima de la piedra!
El otro gran templo pequinés por excelencia es el de los lamas, aunque de estos no vi a casi ninguno por allí. Es el mejor ejemplo de templo budista de la capital y unos de los puntos más atractivos a nivel arquitectónico. Una de las joyas incluidas en el recorrido es la estatua del buda Maitreya de 18 metros de altura, inscrita en el libro Guiness de los records como la estatua de Buda hecha en madera(de sándalo) más grande del mundo.
Estos dos templos son solo una muestra de la riqueza arquitectónica y cultural que aún se conserva en la capital de China. Si uno dispone de más tiempo, existen otras opciones bastante sugerentes. Pero a decir verdad, a mi lo que más me frenaba a la hora de visitar templos era que, tras un año en China, ya ando un poquito quemado de ver monumentos religiosos, con lo que me decante más por visitar mercadillos y otras zonas bizarras por el estilo los días que me quedaban en Beijing. Pero de ello ya hablaré en la próxima entrada.
“Una mano sobre los ojos es suficiente para cubrir el cielo.”
las del mercadillo son castañeras'
ResponderEliminarGuapisimos los templos
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