viernes, 30 de diciembre de 2011

Hasta siempre 2011

Yo no sé a vosotros, pero a mí este año se me ha pasado volando (y eso que no vivo en Samoa). Ha sido un año de revuelos, marcado por las protestas sociales en todo el mundo, catástrofes naturales y la crisis económica que nos hace mirar al futuro con desconsuelo. A nivel personal, este año que despido me ha traído de todo, tanto momentos amargos (muerte de mi última abuela viva, desilusiones amorosas, sueños frustrados...) como alegres (nuevos nacimientos y bodas entre amigos, nuevas amistades, viajes maravillosos...). Haciendo balance general, puedo decir que el saldo ha sido positivo a pesar de todo, y me hace mirar al futuro con esperanza y muchos ánimos.


Al final de la última clase del año

El año lo comencé viajando para variar, durante unos días de descanso en Anhui. Un poco más adelante, en las vacaciones de invierno, vendría aquel inolvidable viaje recorriendo el sur de China y Vietnam, y conociendo a gente maravillosa. Luego llegaría el turno de Changsha y Guilin-Yangshuo para rematar el curso. Pero sin duda, el mejor lugar en el que he estado este año ha sido Beijing, una ciudad fascinante, que tuve la suerte de visitar en septiembre. Espero que el año que viene siga siendo tan pródigo en viajes como este.



Allá por marzo, coincidiendo con varios momentos desagradables, tuve uno de esos bajones que me hacían plantearme el sentido de seguir en China. Uno de las motivaciones que encontré para continuar adelante es el aprendizaje del chino. Este año le he metido una caña enorme, y a estas alturas puedo decir que ya lo hablo y entiendo bastante bien, teniendo en cuenta la dificultad que entraña aprender esta lengua y el poco tiempo que dispongo entre clase y clase. Esto ha hecho también que me abra más a la comunidad local, pudiendo ya entablar algunas conversaciones (no muy profundas) con gente interesante, que se sale de los estándares tradicionales chinos, y no se cierran en banda en cuanto ven que eres extranjero. Gente como los dueños del bar-librería donde a final de mayo tuvo lugar otro de los grandes momentos del año, con el concierto en el que participe a la guitarra junto a otros dos profesores. Mítico.



El final de curso llegó y con él el verano. Me fui con la incertidumbre de una relación que estaba empezando con una chica china, pero todo cambio después del mes que pasé en Ucrania en agosto. Allí, aparte de mejorar mi nivel de ruso, conocí a la persona con la que a día de hoy aún mantengo una relación y no pienso dejar por nadie más aquí. Y es que, este ha sido el año en el que me he dado cuenta que lo mio con las chinas es una historia imposible. Ya sea por sus recelos con los extranjeros, familias que las presionan, tradiciones y valores que no cuadran en mi cabeza, etc, sintiéndolo mucho he perdido todas las ganas que me quedaban de intentar “argo”. Son muy lindas y atractivas, eso no lo niego pero es que no me veo llevando una relación seria y estable con ellas. En terreno de relaciones, prefiero apostar por el este de Europa, siempre me ha tirado más, por algo será.



Este último trimestre ha estado marcado por la desilusión que me lleve cuando me descartaron para participar en un viaje alrededor del mundo, enseñando español en un barco. Era mi sueño para este nuevo año que entra, en el que ya tenía claro que no iba a continuar en Shaoxing. Al final he tenido que reponerme y resignarme a firmar por seis meses más, motivado especialmente por la ausencia de mejores oportunidades. Espero que el curso que viene haya mejor suerte y después del verano pueda estar saludándoos en un nuevo lugar de trabajo, ya sea en China o en Sebastopol. De todas formas, no puedo decir que esté mal aquí. Los estudiantes y colegas me aprecian, el sueldo no es malo, y hay muy buena gente alrededor, de los cinco continentes, con los que sigo disfrutando de grandes momentos.


Una gran familia

En cuanto a las resoluciones y metas que me propuse hace un año, no he vuelto a fumar apenas (aparte de algún cigarrillo suelto en algún que otro viaje) y este curso he empezado a ir al gimnasio. He disfrutado de viajes y, como ya he comentado, he mejorado con el chino y el ruso. Mi asignatura pendiente ha sido aprender a tocar la flauta china, pero en compensación he comenzado a practicar taichi. Este año que viene no tengo ningún objetivo especial en mente. Quizás presentarme en mayo al examen oficial de chino, ya veremos. Pero sobre todo, espero poder cambiar de lugar de trabajo, a ser posible allí donde pueda trabajar mi pareja también, y a ver si por fin y definitivamente siento cabeza, que mi madre me va a tirar una maceta de geranios la próxima vez que me vea.

Deseo que tengáis una buena salida del año y una mejor entrada, y que los momentos de debacle económica y social que aún nos queda por pasar nos os enturbie vuestras ilusiones.

Feliz año desde China con “amol”. Me despido con mi particular himno del 2011, 爱情买卖 (aiqing mai mai), o “Compra y venta de amor”, todo un clásico:




"El corazón jamás habla, pero hay que escucharlo para entender."

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