miércoles, 2 de marzo de 2011

Macao, que viva la fusión



Desde la ciudad de Zhuhai, en la desembocadura del rio de las Perlas, se accede a Macao antigua colonia portuguesa, y hoy día una de las llamadas "regiones administrativas especiales" (el mismo estatus que tiene Hong Kong). Aunque no se considere un país independiente (China es la responsable de su cartera de defensa y asuntos exteriores), sigue manteniendo un cierto grado de autonomía, con políticas de inmigración, policía y moneda propia (la pataca). Además, en su territorio están permitidos los juegos de azar, algo prohibido en el resto de China, lo que hace que su economía dependa en gran parte de los casinos, que cada día atraen a cientos de ludópatas en potencia ávidos de pasta gansa.


Casino Lisboa, el más veterano


Largo da Senado, punto de referencia en el casco antiguo


Rua da Felicidade, donde se rodaron algunas escenas de Indiana Jones y el templo maldito, las del principio de la película

Pasando de casinos, mi única ambición a la hora de visitar Macao era simplemente disfrutar del ambiente mediterráneo que se respira en sus callejones, plazoletas, edificios… una excelente combinación entre elementos occidentales y orientales. Es maravilloso poder, de repente, ser capaz de leer el nombre de las calles y establecimientos, escritos tanto en portugués como en mandarín, y sentirse casi como en casa. La atmósfera que se respira es formidable, tiene "algo" que cuesta encontrar en otras ciudades chinas. Además, es posible darse el gustazo de comer auténtica comida portuguesa y hasta beberse una Sagres fresquita.


Tartaletas de huevo, el dulce típico de Macao, que me enganchó por completo




Croquetas de bacalhau a punto de ser devoradas

Los principales monumentos de interés en Macao se encuentran en torno a su excelentemente conservado casco antiguo, declarado Patrimonio de la Humanidad. Uno de los lugares más visitados es la explanada donde antaño se erigía la iglesia de Sao Paulo. Hoy día sólo se conserva la fachada y la escalinata, pero sigue atrayendo la atención de miles de visitantes. Aparte de la herencia portuguesa, no hay que olvidar templos como el de Kun Iam o el dedicado a la diosa A-Ma, de donde procede el nombre actual de Macao (del portugués "A-Ma Gau", bahía de A-Ma).


Iglesia de Santo Domingo


Restos de la iglesia de Sao Paulo


Entrada del templo de A-Ma


Torre de Macao, de 338 metros de altura

El territorio de Macao se divide en una parte peninsular y en dos islas, Taipa y Coloane, con un pedazo de tierra entre ellas llamado COTAI, con los principales casinos (entre ellos The Venetian, el más grande del mundo). Yo decidí darme una vuelta por Coloane, la isla más meridional. Este antiguo refugio de piratas es con diferencia el lugar más tranquilo y agradable de Macao, y además cuenta con estupendas playas. El principal monumento es la capilla de Sao Francisco Xavier, situada en una pequeña y acogedora plazoleta.




Vista desde el templo de Tam Kung


Con rincones como este, no sabría decir si estoy en China o en Fátima (mi barrio natal en Córdoba)

Me encantó Macao, pero también disfruté Zhuhai, donde me alojé, y sería por tanto injusto obviarla en esta entrada. Solo estuve una mañana visitandola, pero lo poquito que vi me dejó un buen sabor de boca, más que nada por sus playas, paseo marítimo y los parques aledaños. Pero sobre todo disfruté de la compañía de A.J, una fotógrafa local que me alojó, que me maravilló por su mentalidad tan abierta y sus ganas de vivir la vida a su manera, fuera de estándares y convencionalismos. Y además hace unas fotos muy chulas, como esta (hasta parezco guapo y todo, para que veas que destreza):



Próxima etapa: Hong Kong.

El momento elegido por el azar vale siempre más que el momento elegido por nosotros mismos.

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